ESCENARIOS DEL INFINITO
Capitulo 3 (Tercer Escrito)
He ahí pues, lector amigo, el querubín de oro y rosas que ha nacido en Betlehem, coincidiendo con la triple conjunción planetaria de Júpiter, Saturno y Marte, y que causa el gran movimiento esenio en los pueblos de Palestina que fue su cuna. Y, ¿por qué fue el dominio de Israel su cuna y no otros parajes, en donde florecían con mayor exuberancia las ciencias, las artes y todas las grandes manifestaciones de las capacidades humanas? Roma, Grecia, Alejandría de Egipto, Antioquía de Fenicia, eran por aquel entonces emporios de civilización, de esplendor, de ciencia y de riqueza. ¿Por qué el esplendor divino del cielo de los Amadores fijó su atención en las humildes serranías de las costas del Jordán?
Es que la simiente de la Unidad Divina sembrada por Moisés, había echado raíces entre las generaciones de Israel, que creyéndose pueblo preferido de Dios rechazó heroicamente hasta sacrificando su vida, la idea de la multiplicidad de dioses en perenne lucha de odios fratricidas, de unos contra otros.
El pueblo de Israel con su inquebrantable idea de un Dios Único, Esencia Inmaterial e Intangible, Eterno en su grandeza y en sus perfecciones, abrió la puerta a esa gran esperanza en lo infinito, en ese Soberano Dios Único, que velaba sobre su pueblo, sobre cuyos dolores debía mandar un Salvador.