sábado, 18 de marzo de 2017

El “pedid y recibiréis” y nuestro poder creador


Cristo enunció una ley natural cuando nos dijo aquello de: “Pedid y recibiréis”. Pero esta afirmación - esta enseñanza, este consejo, esta certeza, pues todo ello es - entraña la necesidad de entender todo el contenido oculto en esa frase. Porque, a primera vista, no parece que Cristo estuviera diciéndonos que pidiéramos lo que quisiéramos y se nos concedería sin más. Ni que conviniera hacerlo.
 
      Entonces, ¿qué quería decirnos? Para responder a esta pregunta
hemos de reflexionar un poco. Y para ello hay que preguntarse primero qué quería decir con la palabra “pedir”.
Y esto ya no es tan fácil de dilucidar. A poco que se piense, hemos de concluir que “pedir” significaba “desear obtener algo de alguien”.

EL PERDÓN

 
 
EL PERDÓN
por Francisco-Manuel Nácher
 
 
El odio y el afán o deseo de venganza, son como un lastre en el
fondo del alma, como una herida abierta que nos impide actuar con
libertad, como una amarra que nos hace imposible elevarnos por encima
de nuestra vibración más negativa, como un dolor sordo e inacabable
que nos dificulta hasta la respiración.
 
El perdón, en cambio - que no lo es de verdad si no implica el
olvido del ofensor y de la ofensa - es la liberación, la rotura de las
cadenas, la elevación a las alturas del alma, la sanación milagrosa de la
herida siempre abierta, la pérdida de lastre, la superación del dolor
permanente. El perdón nos proporciona un anticipo de la paz y la gloria
y la luz y la felicidad celestiales.
 
* * *

PADRE, SI ES POSIBLE, APARTA DE MI ESTE CÁLIZ...

 
Ordinariamente, se piensa que esta súplica de Cristo a Su Padre, “Si es posible, aparta de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”, se debe al terror, perfectamente comprensible desde el punto de vista humano que, la muerte en la cruz, con sus prolegómenos, debía producir en Jesús, hombre como todos los demás.
Pero, pensemos un poco sobre el tema: ¿Puede alguien creer que Cristo, que se había ofrecido voluntariamente para redimirnos, podía temer tanto la crucifixión como para elevar una tal súplica a su Padre? ¿No había habido siempre martirios espeluznantes y había habido quienes los supieron soportar con entereza? ¿Y no hubo después de Cristo muchos mártires que, incluso fueron al martirio - y martirios también mucho más terribles que la propia crucifixión - contentos de ofrecer su vida por su fe? ¿Estaba justificado ese miedo por parte de Cristo? ¿Era lógico? No

EL PADRE NUESTRO

 
 
EL PADRENUESTRO
por Francisco-Manuel Nácher
- ¿Qué oración me recomendarías?
- Sin ninguna duda, el Padrenuestro.
- ¿Y eso por qué?
- Porque es la oración más completa que se conoce. 
Es un procedimiento científico. 
Es como una fórmula algebraica, abstracta, para la defensa, el mejoramiento y la evolución de todos los vehículos del hombre; hasta el punto de que Cristo, según demuestra la Memoria de la Naturaleza, la empleó en la santa ceremonia de la Última Cena. Por eso la recomendó a Sus discípulos cuando le hicieron la misma pregunta que tú me acabas de hacer.
- ¿Y por qué es tan perfecta?
- Para responder tendría que exponerte antes la composición de
nuestro ser.

METAMORFOSIS DE LA ROSA

 
La Rosa, comienza por ser semilla. Es decir, un germen casi invisible. Una especie de polvillo sutil que nadie diría que lleva en su constitución atómica el hálito poderoso de una vida latente. Depositada esta semilla en la tierra en condiciones favorables, en situación propicia de germinar, despierta, toma incremento, echa raíces, crece, lanza brotes, tallo, hojas y finalmente, produce flores y aún frutos.
 
Y diríamos ahora: ¿cuándo se convierte en Rosa? ¿Cuándo es la Rosa propiamente dicha? Siempre, podría argumentarse. No es Rosa sólo cuando se nos manifiesta como flor, sino en todos los momentos de su evolución. La Rosa es Rosa siempre.
 
Desde el primer gránulo de semilla que la engendra, hasta que el capullo comience a abrirse, para ofrecérnosla bella y radiante. Sin embargo, con ser Rosa en todos los instantes de su desarrollo, nunca es igual. En la tierra comienza y a la tierra vuelve otra vez hecha semilla. Es una especie de círculo evolutivo el que recorre, y en esta metamorfosis hay un punto tácito, pero muy elocuente, dentro del Ocultismo. Dice un principio hermético, que lo último será lo primero.
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