Cristo enunció una ley natural cuando nos dijo aquello de: “Pedid y recibiréis”. Pero esta afirmación - esta enseñanza, este consejo, esta certeza, pues todo ello es - entraña la necesidad de entender todo el contenido oculto en esa frase. Porque, a primera vista, no parece que Cristo estuviera diciéndonos que pidiéramos lo que quisiéramos y se nos concedería sin más. Ni que conviniera hacerlo.
Entonces, ¿qué quería decirnos? Para responder a esta pregunta
hemos de reflexionar un poco. Y para ello hay que preguntarse primero qué quería decir con la palabra “pedir”.
Y esto ya no es tan fácil de dilucidar. A poco que se piense, hemos de concluir que “pedir” significaba “desear obtener algo de alguien”.