Hola! Herman@s Quiero compartir con ustedes Enseñanzas de los Maestros Ascendidos y de otros Maestros que han traído tanta Luz a nuestros corazones y hoy, nos pueden enseñar como hacerlo, teniéndolos a ellos como ejemplo y como guías invaluables, que a través del Amor Divino, iluminan nuestro camino hacia la Luz.
jueves, 30 de marzo de 2017
Misión de Jesús en la Tierra. 3º
Misión de Jesús en la Tierra. III
¿Y qué hay de la creencia en que la solución a las malas acciones necesita y se resuelve con la confesión y la absolución del sacerdote?
Está claro que, para mejorar espiritualmente, el primer paso es la toma de conciencia del mal que hayamos realizado. Pero el arrepentimiento no es suficiente, porque en el mundo espiritual sólo la reparación del mal realizado vale para eliminar los actos en contra de la ley del amor. Sólo nosotros mismos podremos hacerlo. Nadie, por muy avanzado que sea, podrá sustituirnos en esa tarea, aunque podamos recibir ayuda para superarla. Que al sacerdote se atribuya el poder de eliminar los pecados forma parte de la estrategia para hacer creer que los representantes de la iglesia son imprescindibles para la salvación y que, por ello, es necesario sustentar económicamente a la iglesia. Como dije al principio, la evolución espiritual sólo se consigue por esfuerzo personal y no por “enchufe” con alguna entidad superior.
Misión de Jesús en la Tierra. 2º
Misión de Jesús en la Tierra. II
Pues hay muchas religiones en la Tierra, muchas de ellas monoteístas, que establecen unos mandamientos bastante estrictos, y según dicen sus autoridades, son voluntad de Dios. ¿Qué opinión te merecen?
Todas aquellas doctrinas o religiones que se basan en la imposición de unos dogmas por un criterio de autoridad y no respetan la ley espiritual del libre albedrío no pueden ser verdaderas, ni consideradas dichas por Dios o por la espiritualidad superior.
Tampoco, por tanto, pueden considerarse las autoridades de estas religiones verdaderos guías espirituales, ya que un guía espiritual nunca utiliza la fuerza o la manipulación ni pretende imponer determinados preceptos.
Misión de Jesús en la Tierra.1º
Misión de Jesús en la Tierra. I
He observado que, de vez en cuando, cuando expones un tema, acabas por enlazarlo con lo que supuestamente dijo Jesús sobre él. ¿Por qué lo haces?
Aprovecho las circunstancias para resolver otro de tus interrogantes. ¿Acaso no eras tú el que quería saber la verdad sobre Jesús de Nazaret?
¿Pero también sabes eso de mí?
Pues sí.
Pues ya que ha salido el tema, sacaré las preguntas que tengo sobre Jesús de Nazaret. Me interesa mucho saber quién fue realmente y cuál fue su misión en la Tierra, si es que tenía alguna.
Adelante, porque 2000 años después de su encarnación todavía no se ha entendido bien su mensaje.
¿Qué quieres decir con esto?
FRANCISCO DE ASÍS.- CAP. 5: EL BESO AL LEPROSO
San Antonino de Florencia (1389-1459), en su Crónica Eclesiástica, resume en dos palabras la ocupación de Francisco en los primeros años que siguieron a su separación de los amigos y a su renuncia a la vida de los placeres: «Vivía ora escondido en la soledad de las grutas, ora trabajando en reconstruir iglesias». La oración en la soledad y el trabajo personal por la gloria de Dios, he ahí el doble medio de que Francisco echó mano, después de abandonar el mundo, para conocer con toda claridad los designios de Dios acerca de él. A corta distancia de la ciudad y en una de las rocas de la montaña había una gruta, adonde Francisco acostumbraba retirarse a orar, a veces sólo, las más de las veces acompañado de un amigo, el único que parece haberle permanecido fiel después de su conversión. Por desgracia, ninguno de los biógrafos nos ha conservado el nombre de este amigo; Celano se limita a decir que era un personaje importante, «grande entre los demás».
Francisco experimentaba, por naturaleza, una gran necesidad de expansión; sus biógrafos refieren que a veces se veía constreñido, contra su voluntad, a hablar de las cosas de que abundaba su alma.
Es, pues, natural que tuviese íntimas confidencias con dicho amigo, ponderándole, en el lenguaje pintoresco del Evangelio, el alto precio del tesoro por él encontrado en la referida gruta y cuya explotación había empezado con tan lisonjero éxito. Añadía, sin embargo, que él debía emplearse solo en aquel negocio, y por eso, tan pronto como llegaban a la puerta de la gruta, despedía a su amigo y en seguida penetraba.
En aquella caverna sombría y solitaria encontró Francisco su oratorio, donde, con toda libertad, y a toda hora, podía interrogar al Padre celestial. El deseo de cumplir la divina voluntad crecía en él de día en día, y no tardó en entender claramente que, mientras no llegase a saber a punto fijo los designios de Dios acerca de él, no tendría paz en su corazón. A cada momento acudían a sus labios estas palabras del Salmista, que expresan la esencia de la verdadera adoración: «Señor, muéstrame tus caminos; enséñame la verdad de tus senderos».
Mientras más avanzaba en su nuevo tenor de vida, más se esclarecía su mente, más tétrica y detestable le parecía su pasada juventud, más amargamente lamentaba el empleo que había hecho de sus años floridos; el recuerdo de sus diversiones y locuras le llenaban el alma de desazón y saludable espanto. Porque ¿qué seguridad podía abrigar de no recaer? ¡Había recibido ya tantos avisos y de ninguno se había querido aprovechar! Ya vendrían sus amigos a sacarle de su retiro; tornarían a halagar sus sentidos el perfume de los banquetes y las armonías de la viola y del laúd, y entonces ¿de dónde iba a sacar fuerzas para resistir y no precipitarse, como antes, en ese mundo regocijado de fiestas y dorados ensueños, que se presentaba a su fantasía cual lisonjero contraste con esa otra vida que él llevaba tan llena de sinsabores y cotidianos trabajos?
Francisco no tenía confianza alguna en sí mismo, y Dios parecía negarse a otorgarle el socorro que con tantas ansias le pedía. Llena el alma de angustia y desolación, luchaba en la obscuridad de su retiro por llegar cuanto antes a puerto de salud, y cuando, al rayar el alba, tornaba a él su fiel amigo, trabajo le costaba reconocerle al través de las torturas y ruinas que ostentaba su rostro lloroso y demacrado.
Así fue como llegó Francisco a ser hombre de oración. Desde entonces empezó a experimentar la inefable dulzura que produce el trato íntimo del alma con Dios, en tales términos que, cuando se le acercaban en las calles o en las plazas sus compañeros, luego los dejaba y corría a la iglesia más vecina a ponerse en oración arrodillado delante del altar.
Mientras estos cambios se verificaban en el corazón de Francisco, su padre se ausentaba frecuentemente de Asís, y durante estas ausencias, su madre, que según dicen todos los biógrafos le amaba más que a los otros hijos, le daba toda libertad para que hiciera todo lo que le viniese en gana. Por lo demás, parece que por aquel tiempo todavía vivía la misma vida de familia que antes; sólo que en sus festines los pobres habían reemplazado a los amigos: a los pobres buscaba, con ellos tenía sus diversiones y banquetes, para ellos eran todos sus cuidados y regalos.
TRABAJO CRÍSTICO
El Cristo íntimo surge interiormente en el trabajo relacionado con la disolución del Yo Psicológico.
Obviamente El Cristo interior solo adviene en el momento cumbre de nuestros esfuerzos intencionales y padecimientos voluntarios.
El advenimiento del fuego Crístico es el evento más importante de nuestra propia vida.
El Cristo intimo se hace entonces cargo de todos nuestros procesos mentales, emocionales, motores, instintivos y sexuales.
Incuestionablemente El Cristo íntimo es nuestro salvador interior profundo.
Él siendo perfecto al meterse en nosotros parecería como imperfecto; siendo casto parecería como sino lo fuese, siendo justo parecería como sino lo fuese.
EL CRISTO ÍNTIMO
Cristo es el Fuego del Fuego, la Llama de la Llama, la Signatura Astral del Fuego.
Sobre la Cruz del Mártir del Calvario está definido el Misterio del Cristo con una sola palabra que consta de cuatro letras: INRI. Ignis Natura Renovatur Integram. -El Fuego Renueva Incesantemente la Naturaleza—.
El Advenimiento del Cristo en el corazón del hombre, nos transforma radicalmente.
Cristo es el LOGOS SOLAR, Unidad Múltiple perfecta.
Cristo es la vida que palpita en el universo entero, es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será.
Mucho se ha dicho sobre el Drama Cósmico; incuestionablemente este Drama está formado por los cuatro evangelios.
Se nos ha dicho que el Drama Cósmico fue traído por los Elohim a la tierra; el Gran Señor de la Atlántida representó este drama en Carne y Hueso.
EL DIFÍCIL CAMINO
Incuestionablemente existe un lado oscuro de nosotros mismos que no conocemos o no aceptamos; debemos llevar la luz de la conciencia a ese lado tenebroso de sí mismos.
Todo el objeto de nuestros estudios Gnósticos es hacer que el conocimiento de sí mismos se tome más consciente.
Cuando se tienen muchas cosas en uno mismo que no se conocen ni se aceptan, entonces tales cosas nos complican la vida espantosamente y provocan en verdad toda suerte de situaciones que podrían ser evitadas mediante el conocimiento de sí.
Lo peor de todo esto es que proyectamos ese lado desconocido e inconsciente de sí mismos en otras personas y entonces lo vemos en ellas.
Por ejemplo: las vemos como si fuesen embusteras, infieles, mezquinas, etc., en relación con lo que cargamos en nuestro interior.
LOS TRES TRAIDORES
En el trabajo interior profundo, dentro del terreno de la estricta auto-observación psicológica, hemos de vivenciar en forma directa todo el drama cósmico.
El Cristo Intimo ha de eliminar todos los elementos indeseables que en nuestro interior cargamos.
Los múltiples agregados psíquicos en nuestras profundidades psicológicas gritan pidiendo crucifixión para el señor interior.
Incuestionablemente cada uno de nosotros lleva en su psiquis a los tres traidores.
Judas, el demonio del deseo; Pilatos el demonio de la mente; Caifás, el demonio de la mala voluntad.
Estos tres traidores crucificaron al señor de Perfecciones en el fondo mismo de nuestra alma.
Se trata de tres tipos específicos de elementos inhumanos fundamentales en el drama cósmico.
ENTREVISTA SOBRE JESÚS DE NAZARET. 5ª y última parte
¿DICES QUE TENÍAS CERCA DE LOS 30 AÑOS? ¿ENTONCES CÚANTOS TENÍA JHASUA CUANDO MURIÓ?
Cuarenta o cuarenta y uno. No murió con 33 años como se dice. Comenzó su vida más pública a los 29 años, pero estuvo diez años viviendo en todas partes y enseñando. Llegó a ser un gran terapeuta, muy reconocido por los amigos y los enemigos.
¿Y DÓNDE FUISTE CUANDO SALISTE DE CASA DE TU PADRE?
Fui a casa de un amigo de Jhasua. Yo solo le había visto una vez, pero confiaba en él. Me dijo que él había recibido un mensaje de que Jhasua quería celebrar una reunión con los amigos, que quería hablar con nosotros. Aquella reunión iba a ser una cena, y la hora de la cita a las seis de la tarde del día siguiente. Me quedé con él
en su casa, y cuando le dije mi intención de localizar a Jhasua en la ciudad, me dijo que no lo hiciera, que no era conveniente para su seguridad. El rostro de aquel hombre, tan preocupado, me resquebrajó por dentro.
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