sábado, 29 de abril de 2017

JESUS: " UNA HISTORIA DESCONOCIDA"


A pesar de las multiples y equivocadas versiones sobre Jesús y la masonería, me sorprende gratamente el encontrar en la masonería a Jesús como modelo, no visto desde el punto de vista religioso, sino como el ejemplo de lo que la masonería tiene como sus columnas principales : la fraternidad, el perdón, el amor hacia nuestro prójimo y la creencia en un Dios al que llamamos G:. A:. D:. U:. ; por tal razón decidí ahondar un poco sobre las hipótesis acerca de el Judío de Palestina aquel que desafió en su época a los dos grandes poderes: el religioso y el político.
Jesús y la Evolución de la humanidad:
De todos es ampliamente conocido y aceptado el hecho de que Jesús dividió la historia de la humanidad en dos: antes y después de su nacimiento; en realidad, es difícil imaginar como hubiesen sido estos últimos veinte siglos sin la existencia del cristianismo, en lo positivo y lo negativo que esa religión ha creado.- Sin Jesús y su Iglesia ¿que música hubiese compuesto Bach? ¿Que habrían pintado Miguel Angel o Rafael o el Giotto o Tiziano hasta los modernistas Greco, Murillo y Velázquez? ( Arias 2001).- Lo que demuestra hasta que punto Jesús condicionó, por ejemplo, el arte durante siglos.

FRANCISCO DE ASÍS.- CAP. 12: CLARA


Mientras que los hombres, con demasiada frecuencia, se contentan con un ideal del todo teórico, bien se puede afirmar que la práctica, incluso despojada con frecuencia de toda teoría, es el dominio propio de la mujer; y nadie realiza más plenamente el ideal concebido por un hombre, que la mujer cuyo corazón se ha conquistado ese hombre.
Lejos de mí afirmar que Francisco de Asís no haya puesto en práctica el Evangelio que él predicaba. Cabalmente la originalidad de su genio consiste en haber seguido de cerca al Maestro divino. Pero si buscamos la vida franciscana en su especial y característica perfección, despojada de agregados extraños, buenos o malos, en nadie encontraremos una imagen más perfecta de ella que en la ilustre discípula e hija espiritual de Francisco, Santa Clara de Asís. Justamente, Clara se preciaba de llamarse «plantita del bienaventurado padre Francisco». Ella, en efecto, fue y es aún la flor del jardín franciscano, flor cuyo perfume, de exquisita fragancia y pureza, sigue manando del huertecillo donde fue plantada.
Clara nació en Asís en 1194, probablemente el 11 de julio. Su padre se llamaba Favarone de Scifi, y Ortolana, su madre, era descendiente de una ilustre familia de Sterpeto, los Fiumi. Ambos eran igualmente nobles, y en especial los Scifi pertenecían a la más encopetada aristocracia de Asís. Favarone tenía el título de Conde de Sasso-Rosso, nombre de una montaña roqueña que se levanta sobre la ciudad de Asís. Aún se ve en el día de hoy el palacio fortificado que le servía de mansión en Asís, muy cerca de Puerta-Vieja y no lejos de la iglesia de Santa Clara.
Cinco hijos le nacieron de Ortolana: un hombre, Boson, y cuatro mujeres, Renenda, Clara, Inés y Beatriz. Era Ortolana mujer de mucha virtud y piedad, como lo manifestó llevando a cabo varias peregrinaciones, que en aquel entonces eran muy peligrosas, señaladamente a Bari y a Tierra Santa. Se cuenta que, poco antes de nacer Clara, el Señor le prometió en la oración que la hija que iba a alumbrar sería una brillante luz que alumbraría al mundo entero, y es fama que por esto la niña recibió en el bautismo el nombre de Clara, el cual significa a la vez luminosa y famosa.
Creció la niña en su casa de Asís en medio de aquel orden y bienestar que tan benéfico influjo suele tener en la formación de una piedad sólida. Desde su más corta edad sobresalió Clara en virtud entre niñas de su clase. Sin duda desde entonces conocería las leyendas de los Padres del Desierto, las que, antes de aparecer la Leyenda Dorada, eran la lectura predilecta de aquellos tiempos. Como quiera que fuese, se cuenta que de muy niña se mortificaba duramente usando a raíz de su delicado cuerpo ásperos cilicios de cerdas, y que (como se refiere del ermitaño Pablo de Fermo en la Historia Lausiaca), rezaba todos los días tan gran número de oraciones, que tenía que valerse de muchas piedrecillas para contarlas. Dicho se está que, a imitación de todas las personas piadosas de la Edad Media, juntaba Clara la práctica de la caridad a las mortificaciones.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...