La séptima ilusión es:
LA CONDENACIÓN EXISTE, ES REAL.
El juicio debía tener una consecuencia. Si era cierto que el Juicio existía, entonces tenía que haber un porqué.
Era evidente que uno era juzgado con el fin de determinar si merecía recibir los premios por cumplir con el Requisito.
Así es como los humanos lo elaborasteis. Buscando perspicacia, intentando encontrar respuestas, regresasteis a los relatos culturales originarios, y a las primeras ilusiones en las que estos se basaban.
Os explicasteis a vosotros mismos que Yo Me separé a Mí Mismo de vosotros cuando por primera vez no cumplisteis con Mi requisito.
Cuando erais perfectos, vivíais en un mundo perfecto, el Paraíso, y disfrutabais de la vida perpetua. Pero cuando cometisteis el Pecado Original y os volvisteis imperfectos, vuestra
experiencia de la perfección se acabó en todos los sentidos.
Lo más perfecto que tenía aquel mundo perfecto vuestro, era que no moríais.
La muerte no existía. Así que al terminar con vuestra posibilidad de experimentar la perfección, pensasteis que La Cuarta Ilusión era un hecho. La insuficiencia existe, es real. No hay suficiente. Ni siquiera había suficiente Vida.
Así que la muerte tendría que haber sido la consecuencia, el castigo por no cumplir con el Requisito.
Pero ¿cómo podría ser eso así? se preguntaron los pensadores más avanzados de vuestra especie. Si todo el mundo muere ¿cómo podría la muerte ser el castigo por no cumplir el Requisito?
¡Incluso también morían los que sí lo cumplían!
Tal vez la razón de que existiera la muerte fuera que simplemente la Insuficiencia sí existía en el Universo. La insuficiencia imperaba, así es como eran las cosas. Y esto lo dedujisteis de La
Cuarta Ilusión.
Pero si la muerte era resultado de la Insuficiencia, entonces ¿cuál podría ser el resultado de no cumplir con el Requisito?
Había algún error aquí. No tenía sentido. Regresasteis a vuestro mito original. Dios expulsó a Adán y a Eva del Jardín por no cumplir el Requisito. Esto creó la Desunión, lo cual creó la
Insuficiencia, lo cual creó el Requisito.
Así que la Insuficiencia era la consecuencia del castigo de Dios. El castigo fue la separación; y la Insuficiencia, el resultado. La muerte es insuficiencia de Vida y así, por extensión, era el
castigo.
Así es como lo razonasteis. El propósito de morirse debía ser el castigo por no cumplir el Requisito, pues sin la muerte solo quedaba lo que siempre había existido, a saber, Vida Perpetua. Y si pudierais vivir para siempre... ¿cuál sería la consecuencia de no haber cumplido con el Requisito de Dios?
De este modo, lo que siempre había existido, tenía que ser tenido por una recompensa, por un premio.
¡Eso es! os dijisteis. La Vida Perpetua es la recompensa. Pero entonces surgió otro dilema.
Si la muerte existía, entonces la Vida Perpetua no podía existir.
Hmmm.
Un nuevo reto ahora: cómo concebir que ambas cosas puedan existir, a pesar del hecho de que parecen ser mutuamente excluyentes.
La sexta ilusión es: EXISTE EL JUICIO
Tu decisión de que debes hacer algo para obtener algo de lo que no hay suficiente, incluyendo a Dios, te ha obligado a responder algunas preguntas difíciles: ¿Cómo se sabrá si una persona ha cumplido con el requisito o
no? ¿y qué sucederá con los que no lo cumplieron?
La respuesta a estas preguntas dio lugar a la invención del juicio. Pensaste que debía haber un árbitro, y como el Creador fue quien estableció el requisito, lo lógico era que Él decidiera también quién lo había cumplido y quién no.
Durante mucho tiempo, tu especie estuvo convencida de que era necesario hacer algo para complacer a Dios y que, de no ser así, las consecuencias serían trágicas. Es comprensible que llegaran a esa conclusión; cuando miraban a su alrededor, veían que a algunas personas les iba bien en la vida y a otras no.
La mente primitiva se preguntaba por qué. Y se le ocurrió una respuesta primitiva:
La fortuna sonreía sólo a quienes eran dignos de la gracia de los dioses. Los dioses debían ser satisfechos y, posteriormente, nos juzgarían por ello.
Conforme a esta creencia surgieron sacrificios y rituales de todo tipo para apaciguar a las exigentes deidades.
En este periodo temprano, la sensación de insuficiencia de tu especie fue tan intensa que llegaron a pensar que los dioses competían entre sí. Existían muchos dioses a quienes complacer y solía ser fácil saber qué había que hacer para mantenerlos a todos contentos.
Cada desastre, cada granizada, cada huracán, cada sequía, hambruna, o calamidad personal se consideraba prueba de que los dioses no estaban satisfechos o, en ocasiones, de que estaban en guerra unos contra otros.
¿De qué otra manera se podría explicar lo que ocurría?
Ahora bien, estas creencias surgieron durante los tiempos antiguos, pero a través de los milenios se han ido refinando. Actualmente la mayoría no cree en una larga lista de dioses enfurecidos a los que hay que apaciguar, sino en un solo Dios enfurecido al que hay que apaciguar.
Aunque parezca que tu especie ha evolucionado y que hace tiempo que dejó atrás esos conceptos primitivos que visualizaban a un Dios vengativo, estas ideas siguen dominando la teología de tu planeta.
El modelo de Dios vengador nunca ha perdido popularidad en su sociedad. Han aprovechado tanto los desastres personales como los planetarios para demostrar su validez. En tiempos muy recientes hubo mucha gente, entre ellos líderes religiosos, que proclamó que los infortunios de la vida, como la epidemia de SIDA, eran un castigo de Dios por la conducta individual o colectiva de la especie humana.
Esta es La Quinta Ilusión: EL REQUISITO EXISTE, ES REAL
La existencia de la insuficiencia pronto llevó de forma inevitable a la siguiente Ilusión.
Si hubiera suficiente materia, no tendrías que hacer nada para obtener lo que desearas o necesitaras; estirarías la mano y ahí estaría.
Pero los humanos decidieron que las cosas no funciona n así. Dijeron: no hay suficiente.
De modo que se enfrentaron a la pregunta: ¿Cómo obtener lo bastante? ¿Cómo nos acreditamos para obtenerlo? ¿Cómo podemos calificarnos para ello? Imaginaron que debían hacer algo para obtener la materia que siempre escaseaba, algo que les permitiera hacerla suya sin discusiones. Fue el único medio que se os ocurrió para repartir todo incluyendo a Dios en beneficio propio, sin necesidad de matanzas ni riñas. Y lo que se os ocurrió fue el Requisito.