Hola! Herman@s Quiero compartir con ustedes Enseñanzas de los Maestros Ascendidos y de otros Maestros que han traído tanta Luz a nuestros corazones y hoy, nos pueden enseñar como hacerlo, teniéndolos a ellos como ejemplo y como guías invaluables, que a través del Amor Divino, iluminan nuestro camino hacia la Luz.
jueves, 4 de enero de 2018
POR EL ESPÍRITU DEL SOL, de Anne y Daniel Meurois-Givaudan: LO QUE HAY QUE SABER SOBRE ESTE LIBRO
Presentar un libro así no es cosa fácil. La primera tentación sería no presentarlo en absoluto, sino entregárselo al lector tal cual, es decir, tal como lo hemos recibido.
¿Podemos decir que lo hemos escrito nosotros? Indudablemente no, y eso es lo que le confiere su carácter especial, y lo que desdichadamente, no nos cabe duda, lo convertirá en tema de polémica.
Y, sin embargo, los hechos son de lo más sencillo, tan sencillos que lo que supone un problema es su transcripción... o más bien la confesión de su origen. En efecto, ¿cómo decir lo que ha pasado, cómo atreverse a exponer una firma, evitando el ridículo, el encogimiento de hombros y las sonrisitas burlonas? ¿Cómo
escribir: «Él nos ha confiado estas líneas», sin granjearnos una multitud de miradas hostiles? Pero no importa; hace mucho tiempo que nos hemos resignado a todo eso. Lo único que nos preocupa de verdad es no poner obstáculos a lo que debe ser, aunque tengamos que pasar por sabios mistificadores a los ojos de ciertos intelectuales de la espiritualidad.
POR EL ESPÍRITU DEL SOL.- CAP. 1: LA ESPERA
Damasco - 18 de Julio - Hotel O.
Hace ya dos días que el Boeing de la Syrian Air nos depositó en el corazón de un país donde el sol es rey.
Antes de nuestra partida, nos habían asegurado que el propio nombre de Siria evoca al astro del día.
¿Acaso surya no significa «el sol» en sánscrito? ¡Quizá sólo sea un juego de palabras, pero Dios sabe el calor que hace en Damasco!
Desde nuestra inmensa habitación encaramada en el séptimo piso de una maciza construcción de estilo indefinible, nuestras miradas se posan en las siluetas de la ciudad. Más allá de los anuncios de neón de las empresas internacionales, que parpadean ya con sus fuegos escarlatas, no hay más que una inmensidad de tejados planos, de terrazas aplastadas por el calor y cubiertas de un uniforme polvo gris. Aquí y allá, una mata de palmeras de hojas cansadas se eleva como buscando aún más el calor.
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