En el Jardín del Eden, en donde morabas antes de entrar a tu Terrenal misión, crecía un árbol cuyo fruto es llamado el Conocimiento del Bien y del Mal.
Mientras moraste en este Jardín, eras aún Impersonal por completo, y fue precisamente porque no habías gustado todavía de dicho fruto. Mas habiendo cedido al Deseo, el Agente Terrenal de Mi Voluntad, cuya principal labor era precisamente hacerte comer de tal fruto, en el momento mismo en que de él comiste, descendiste, caíste o fuiste obligado a salir de tu estado Edénico (tal como el polluelo sale del cascarón y la rosa surge del botón), y entonces te hallaste envuelto en condiciones del todo nuevas y extrañas, ya que en vez de tener dominio sobre los reinos inferiores y de que éstos satisficieran cada una de tus necesidades, tuviste que labrar la tierra para que diera fruto y ganarte el pan con el sudor de tu frente.