sábado, 11 de marzo de 2017

LA FRATERNIDAD DE SHAMBHALA.- LAS HIJAS DE LA TIERRA SANTA

 
Por el hecho de que desde hace ya bastante tiempo el radio de acción de la Escuela Espiritual de la Rosacruz se ha extendido hasta la esfera de trabajo de la Fraternidad de Shambhala, y que nosotros, en tanto que servidores de la Escuela, hemos sido encontrados dignos de poder observar la actividad de la Fraternidad y de profundizar, en cierta medida, en su manera de expresarse, no debemos callar a nuestros alumnos el hecho de que descubrimos que en la esfera de trabajo de esta sublime Fraternidad aparecen de forma clara dos rayos muy distintos: una fuerza espinal hierofántica y una fuerza astral hierofántica.
Los hierofantes de la línea masculina actúan por la fuerza espinal y los de la línea femenina actúan por la fuerza astral. En el microcosmos, la fuerza espinal tiene su foco en el santuario de la cabeza, y la fuerza astral lo tiene en el santuario del corazón.
En el lenguaje de la sabiduría universal, la fuerza espinal, en colaboración con su foco microcósmico, es llamada Adán, y la fuerza astral, en colaboración con su foco microcósmico, es llamada Eva.
 
La noción Adán atrae nuestra atención hacia la vida del pensamiento, la cual tiene su sede en el santuario de la cabeza, y la noción Eva hacia la vida sensitiva, cuya sede está en el santuario del corazón. A veces Adán es simbolizado también por la serpiente, ya que el sistema cerebro‑espinal, que va desde la cavidad frontal hasta el plexo sacro, presenta la forma de una serpiente.
Eva es simbolizada de diferentes maneras, y todas ellas simbolizan la fuerza vital. Esto es comprensible, ya que el santuario del corazón es la fuente y el foco de la fuerza vital.
Si por esta sobria y somera exposición usted ha llegado a hacerse una idea más justa del misterio de Adán y Eva, es posible entonces que muchas nociones de la Biblia, aún oscuras, se esclarezcan ahora para usted.
  
La fuerza espinal con sus dos aspectos, uno abstracto y otro concreto, posee una radiación más fina y más sutil que la fuerza astral.
Si examinamos las doce fuerzas que dan a la humanidad su realidad existencial, vemos las dos fuerzas espinales, que son las más elevadas, después vienen las dos fuerzas astrales y luego las cuatro fuerzas etéricas, junto con sus respectivos dobles. Todas ellas representan las doce fuerzas del sistema microcósmico, y en el lenguaje de la sabiduría éstas son llamadas "los doce panes del cielo" o "los doce panes de proposición en el templo".
La primera fuerza puesta en movimiento para la formación de un sistema vital es la fuerza espinal, la cual presenta la forma de una serpiente de fuego. De sus flancos sale una vibración que atrae a la fuerza astral. Estas dos fuerzas, por su colaboración, atraen a los éteres hacia el interior del sistema y, lentamente, la forma aparece alrededor de ellas.
Es posible que usted comprenda ahora la historia simbólica de Adán y Eva. Adán fue el primero, y de su flanco, Dios tomó una costilla y de ella salió Eva para que le ayudara. De esta santa colaboración divina se desarrolló una vida maravillosa en el sistema microcósmico del hombre, en el paraíso microcósmico.

La colaboración ideal entre las fuerzas espinales y las astrales produce naturalmente una personalidad armoniosa en la que todo es concordancia perfecta con la voluntad divina. Pero tan pronto como la escisión se produce en el hombre, cesando la colaboración entre el santuario del corazón y el de la cabeza, se destruye también la armonía entre las dos actividades, y no puede existir ya una unión armoniosa. Haciendo alusión a esta perturbación la Biblia dice que la serpiente habló a Eva.
A lo largo de los siglos se ha discutido mucho sobre si una serpiente podía hablar. No merece la pena que nos detengamos mucho tiempo en este aspecto; una serpiente no tiene laringe y, por lo tanto, no puede emitir sonidos articulados.
Visto desde el punto de vista transfigurístico, esta historia no es tan difícil de entender. La fuerza espinal, base de la radiación de sabiduría, es la fuerza reguladora, el poder inteligente que atrae a la fuerza astral y determina la medida y la calidad de esta fuerza. Simbólicamente hablando la serpiente siempre "habla" a Eva.
  
Los textos antiguos llaman la atención sobre el hecho de que cierta parte de la humanidad abusó de las fuerzas divinas, lo que tuvo como consecuencia la destrucción de la armonía existente entre las fuerzas espinales y astrales. Desde entonces ya no fue posible un metabolismo armonioso y el hombre caído se alejó cada vez más de su campo vital original. Las acusaciones recíprocas de Adán y Eva, psicológicamente hablando, son perfectamente justas, ya que a partir del momento en que, en la vida de un ser humano, los engranajes de las estructuras orgánicas no se acoplan, surgiendo así una falta de armonía, aparecen precisamente mutuos reproches entre la cabeza y el corazón.
Usted mismo ya se habrá encontrado alguna vez en este estado de agitación interior en que la cabeza y el corazón entran en lucha por adquirir la prioridad. La cabeza y el corazón se influyen así mutuamente en el error. También la maldición del paraíso tiene su fundamento en un dramático conflicto parecido. A Adán se le dijo: Comerás el pan con el sudor de tu frente, y a Eva se le dijo: Alumbrarás con dolor.
 
Cuando el hombre se aleja de la sabiduría divina por la trasgresión de las leyes de vida divinas, el poder del pensamiento, o alma intelectual, se encuentra en tinieblas. El camino debe ser explorado así en la noche profunda, palpando, experimentando y especulando. ¿Quién de entre la humanidad actual no se encuentra en este camino? Por esto cada buscador sabe por propia experiencia la tensión, el sufrimiento y las penas que esto cuesta, cuántas desilusiones deben ser superadas para no sucumbir irremediablemente en esta existencia nebulosa.
El santuario del corazón, fuente de la fuerza astral, responsable de la asimilación de las fuerzas etéricas creadoras y realizadoras, toma parte necesariamente en la fuerza destructora del pensamiento, ya que cada pensamiento falso se venga a través de una realización errónea. Todas estas realizaciones erróneas son los hijos de nuestro dolor que nos demuestran hora tras hora nuestra caída.
 
Si dirigimos ahora nuestra atención al comienzo de la Nueva Alianza ‑después de haber dirigido nuestras miradas al principio del Antiguo Testamento‑ oímos y leemos sobre una nueva Eva y un nuevo Adán: la nueva Eva es María y el nuevo Adán es José, el carpintero. Estos dos nos dan una imagen contraria por completo a los otros dos. Abandonan su lugar de residencia para regresar a su ciudad de origen. Podemos leer esto en Lucas 2.
El emperador Augusto ordena que todos regresen a su ciudad natal para que se inscriban allí. José, de la línea de David, se apresuró con su mujer María para llegar a la ciudad de David llamada Belén. Y ocurrió que mientras estaban allí llegó el momento en que María dio a luz a su hijo primogénito.
Si adaptamos esta historia a nuestra propia vida, podemos oír también en el presente la llamada que nos ordena abandonar nuestro lugar de residencia actual para recorrer el camino que nos lleva a nuestra morada original.
Dicho de otra forma, debemos orientarnos hacia la vida nueva. Y así como de José y María nació Jesús el Señor, así desciende en la vida del que realiza este cambio radical una radiación de sabiduría original nueva por completo. Así es aplastada la cabeza de la serpiente y así se eleva en el ser la nueva serpiente de la sabiduría.
Esperamos que empiece usted a comprender algo del destino original de la humanidad. Cuando el lenguaje original utiliza los términos hombre y mujer, no se trata por lo general de los sexos, sino de la fuerza espinal y de la fuerza astral en el microcosmos.
Quisiéramos darle un ejemplo más a este respecto. Cuando en Mateo 24 se habla de la revolución cósmica y atmosférica próxima y de las recomendaciones sobre el comportamiento de cada uno en esos días, dice también: Mas, ¡ay de las que estén encinta y de las que críen en aquellos días!
Estas palabras se relacionan directamente con la actividad de la fuerza astral en la vida humana. Se comprenderá que una revolución cósmica tiene varios momentos críticos. Momentos en los que ciertas fuerzas se hacen sentir tan profundamente que cada ser humano se ve forzado a reaccionar, ya sea armoniosa o inarmoniosamente.
 
Por esto la situación es tal que cuando usted toma fuerzas astrales impuras en su sistema, tiene que surgir inevitablemente un acto. La fuerza astral da nacimiento infaliblemente a una actividad etérica que desencadena una manifestación de la forma.
Si usted es fecundado por una fuerza astral impura, será unido a una corriente de actividades y manifestaciones cuya duración es difícil de limitar, pero es seguro que durante esta unión le será imposible reaccionar armoniosamente a las fuerzas cósmicas. La advertencia del Evangelio de Mateo no es, pues, para las mujeres que tal vez lleven un niño en su vientre, sino para todos los seres humanos, sin excepción alguna.
Lo mismo ocurre con ciertos pasajes de las Epístolas de Pablo, los cuales desgraciadamente no corresponden con el sentido del texto original. La iglesia primitiva carga con una pesada deuda. Cuando Pablo habla de las relaciones entre hombre y mujer, lo de menos en su intención fue dar a sus alumnos una teología de la moral, sino más bien hacerles comprender la relación verdadera entre las fuerzas espinales y las astrales.
Si usted comprende en cierta medida lo que acabamos de explicar, y si quiere empezar un pequeño estudio de la Biblia bajo esta luz, sin duda alguna muchas cosas que hasta ahora eran inexplicables para usted se volverán comprensibles.
 
Volvamos ahora a nuestro punto de partida. De la Fraternidad Universal parten dos rayos, uno masculino y otro femenino: un rayo es dirigido hacia la actividad espinal y el otro hacia el fuego astral espiritual.
Después de todo lo que acabamos de decirle podrá ver claramente que la armonía absoluta y la colaboración de las fuerzas espinales y astrales es una exigencia divina. También verá claro que los hermanos y hermanas en la Fraternidad Universal, aunque sus trabajos respectivos sean muy diferentes, han llevado su colaboración hasta un grado sumamente elevado. Por esto queremos hablar ahora un poco sobre la tarea de las Hijas de la Tierra Santa.
No es posible decir lo que engloba la tarea de estas santas mujeres en un corto resumen, pero podemos constatar, sin embargo, que esta misión se relaciona con la influencia y con la reconstrucción de todo el sistema nervioso y, por lo tanto, del alma sensitiva humana. El fluido nervioso es el fluido astral, y usted sabe que en el ser humano corre a través de un sistema dividido: el sistema nervioso automático y el sistema nervioso cerebro‑espinal.
Todo el pasado dialéctico del hombre, y en consecuencia, también la sangre de sus antepasados, se expresa en su sistema nervioso automático. Este sistema es el mayor obstáculo para el alumno que quiere recorrer el camino. Por la maldición del pasado, las fuerzas astrales inferiores tienen libre juego en el ser humano y le vuelven impotente para realizar el cambio fundamental. Por esto, el alumno, ayudado por la Fraternidad celestial, debe vaciar su sistema nervioso del castigo del pasado para que las regeneradoras radiaciones de sabiduría de Cristo encuentren en este sistema nervioso un instrumento bien dispuesto para poder manifestar la voluntad de Dios.
La fuerza astral en el sistema automático del hombre dialéctico es llamada "la fuerza satánica". Esta fuerza es el Satán en el hombre. La semilla impía, que se expresa en una forma de vida impía, es combatida con la ayuda de las Hijas de la Tierra Santa para que sea aniquilado el fatal aspecto de la maldición del paraíso: Darás a luz con dolor. El toque del Espíritu Santo en María y en Elisabet es el contacto universal destinado a levantar el castigo que pesa sobre el género humano.
Teniendo en cuenta estas explicaciones relacionadas con los dos sexos, vemos que la única diferencia entre hombre y mujer, a este respecto, consiste en el hecho de que el sexo masculino es tocado primeramente en su fuerza espinal y el sexo femenino en su fuerza astral.
Esperamos que usted haya comprendido ahora que las Hijas de la Tierra Santa y los Hijos de la Voluntad y del Yoga están ocupados en el aniquilamiento de la doble maldición del paraíso, ¡para que usted llegue un día al país de la luz universal, eterna e imperecedera!
 
Jan van Rijckenborgh

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