miércoles, 7 de febrero de 2018

POR EL ESPÍRITU DEL SOL.- CAP. 11: AQUÉL QUE VIENE...(último capítulo del libro)


Damasco - 28 de julio.
«Hoy leo en vuestros corazones una pregunta sobre los tiempos que se avecinan... En verdad, sé bien quepara muchos esta pregunta es más apremiante que otras muchas. Pero no os anunciaré de qué estará hecho el mañana, ya que más bien seréis vosotros quienes me lo diréis según como acojáis mis palabras. No, no soy el disolvente del que podéis esperarlo todo a fin de que se borren vuestras angustias y vuestros males. No es ésa la función de ninguno de mis hermanos de los mundos de la Luz dorada. Cada uno de vosotros será su propio barquero para salvar las estrechas gargantas del final de esta era. Es lo que he venido a deciros y lo
que constituye la esencia de mi llamada. Nunca vuestro destino ha estado tanto en vuestras manos como en esta hora, nunca os habéis encontrado enfrentados de este modo con vosotros mismos.
Si no comprendéis perfectamente esto, nada de lo que os he enseñado hasta ahora puede tener utilidad.
No debéis estar de acuerdo con todo esto porque "es la voluntad del Maestro Jesús". En primer lugar, no soy vuestro maestro, ya que un maestro ordena y regenta todo. En segundo lugar, los elementos determinantes de vuestra reacción no deben ser la fuerza de un nombre o el aura de una firma. Vuestro corazón debe cambiar por sí solo. La Luz hace un llamamiento a vuestra capacidad de escuchar y de llenaros de energía. La lógica mental aliada a la escucha de las más bellas palabras y de los mayores nombres no obrará la metamorfosis.
De ser así, ésta ya habría tenido cien ocasiones de efectuarse. El disparador del "Vertedor de Agua", de Acuario, debe proceder de otra parte, de vuestro centro, es decir, de vuestra toma de conciencia del hecho de que, en adelante, la Salida aparece en vosotros.

POR EL ESPÍRITU DEL SOL.- CAP. 10: ORACIÓN, MEDITACIÓN Y ACCIÓN


Damasco - 27 de julio.
Una habitación en lo alto de un edificio en terrazas y con balcones descoloridos por el sol... ¡Una estrella de ocho puntas grabada en el cristal de la puerta nos ha hecho sonreír!
Nos acoge una familia de amigos, y nos ofrece lo más bello que tiene. Máximo e inestimable regalo: un gran ventilador que han venido a colocar en una esquina de la habitación. Chirría al girar, y nos saca del pesado sopor del atardecer. ¿Hace siempre tanto calor en Damasco? Cuando subíamos por una estrecha escalera de hormigón, la mirada divertida de nuestros anfitriones nos dijo claramente «sí».
Fuera, hay un increíble guirigay de cantos orientales. El canturreo de las radios y las melodías improvisadas por algunos jóvenes cargan el aire como un perfume mareador. En adelante, será inútil esperar al silencio. Sabemos que el sonido de los instrumentos de percusión irá creciendo a lo lejos en la noche que se acerca. Flota a nuestro alrededor como las volutas de incienso que llenan los templos durante las ceremonias.
Más vale aceptarlo, dejar que destile su sabor hipnótico. De todas maneras, la ventana apenas cierra y las casas vecinas nos remiten el alegre eco de su vida íntima.

POR EL ESPÍRITU DEL SOL.- CAP. 9: EL OLVIDO DE RESPIRAR


Tartus – 26 de julio - Hotel C.
«Cuando mi corazón se abre a la escucha total del canto de vuestro mundo, con demasiada frecuencia sólo percibo un gran lamento. Es el lamento de una ola que, olvidando que es el océano entero, cree chocar sin objeto contra arrecifes incomprensibles. Esa ola es, por supuesto, vuestra humanidad, y cada una de las gotitas que la componen tiene el rostro de un alma que espera su hora, ovillada sobre sí misma en el vientre de una madre.
¿Qué dicen esos rostros? Hablan de un sol ya lejano en ellos, y del que temen no haberse llevado ninguna esquirla para recordar... Dicen: "¡No quería volver!".
¿No lo habéis oído nunca, ese suspiro de los seres que vuelven hacia la tierra con una maleta en cada mano? A cada uno de esos seres a quienes les pesa la vida dedico estas palabras, a fin de que se acostumbren a la alegría.
Para muchos de vosotros, volver a este mundo representa un dolor; dolor, decís, por tener que librar un combate por todo lo que puede proporcionar un poco de felicidad, pero yo diría más bien dolor ante el temor a encontraros frente a vosotros mismos.
En verdad, amigos, la materia que os acoge es un espejo. Os devuelve la imagen infalible de lo que os limitáis a ser, y de lo que no sois todavía... Y eso lo habéis sabido antes incluso de vuestro primer parpadeo.

POR EL ESPÍRITU DEL SOL.- CAP. 8: LAS ENERGIAS DE LA SOMBRA


Lattakié - Hotel M. - 21.45 h. - 25 de julio.
Esta noche, como todas las noches, ante el misterio del silencio que se desliza en nosotros, la pared de nuestra habitación empieza a irradiar. Y, sin embargo, esta vez las cosas son diferentes. De su luz no surge ninguna voz. Sólo viene hacia nuestras siluetas sentadas en el suelo. Pero quizá sean más bien nuestras conciencias quienes avanzan hacia la realidad de la luz, como la de Alicia cruzando el espejo. No obstante, no nos habita ningún deseo, ninguna voluntad que pueda poner trabas al papel que se nos asigna claramente: el de eclipsarnos y grabar todo en nosotros, con la precisión del orfebre y la neutralidad del monje copista.
En unos segundos, el raudal de claridad blanca se ha vuelto más denso; estamos en su centro y parece que se agitan formas todavía imprecisas pero que, poco a poco, se disponen a formar un decorado. Un instante más y todo se habrá estabilizado.
Ahora, los ojos de nuestra alma están suspendidos en algún lugar en el corazón de una extensión de nieve y de hielo. Sopla el viento, llevándose con él nubes de cristales inmaculados. Hay árboles por todas partes, grandes bosques de coníferas, completamente blancos y petrificados por el frío. Nuestras miradas quisieran abarcarlos, palpar en ellos algún indicio de vida, pero parece que, en el horizonte lechoso, el Cielo y la Tierra se hubieran fundido uno en el otro desde el Comienzo de los tiempos.

POR EL ESPÍRITU DEL SOL.- CAP. 7: LA FUERZA SEXUAL


Ugarit - 24 de julio.
Acodados en la ventana de nuestra habitación, dejamos flotar la mirada sobre la espuma de las pequeñas olas que vienen a lamer suavemente la playa. Esta tarde, tras todos esos días de desierto, el espectáculo azul del mar es incontestablemente un bálsamo refrescante para nuestros ojos. Y, sin embargo, a mano izquierda,
hacia el sur, cientos de bolsas de plástico blancas corren con el viento por la arena aún caliente, testigos desoladores y significativos de la inconsciencia humana. Quizá lleguen así hasta las puertas de Beirut, cuya proximidad nos cuesta creer, perdidas por allí en algún lugar del horizonte de las playas, en la bruma del
atardecer.

Antaño seguramente había aquí un puertecito fenicio. Algo en el aire sigue cantando la presencia de esos tiempos remotos..., a menos que sea la silueta de alguna palmera o el perfil evocador del monte Casio, que, al norte, destaca en el cielo dorado.
¿Quién podría dejar de sentir lo vieja que es la tierra en estas orillas? ¿Quizás hace demasiado tiempo que fue alumbrada por el mar y el sol?

Extrañas sensaciones las que nacen en esos instantes en que se comprende que cada grano de arena perdido en la palma de la mano, cada piedra de antiguas aristas aún visibles sabe mucho más que un libro...

POR EL ESPÍRITU DEL SOL.- CAP. 6: "EL PUEBLO DE LOS ANIMALES"


23 del julio, - 22.30 h. - en la misma habitación que domina las terrazas de Alep.
La voz reanuda de nuevo su enseñanza, dorada y apacible como los caminos de este desierto que desfilan aún tras nuestros párpados cerrados.
«Hay que lavar y dejar de ensuciar, amigos, no volver a ensuciar nunca como se ha hecho... Hasta ahora, os he hablado de la purificación de vuestro ser, y seguramente habéis relacionado cada una de mis palabras con vuestras dificultades cotidianas. Sin embargo, sabéis que vuestro ser no se limita a todos esos cuerpos de energía, más o menos sutiles, de los que hoy tenéis conciencia. ¡Vuestro ser se extiende mucho más allá de todo eso, sin límite posible! Se prolonga tan íntimamente en todo lo que vive en este planeta que os resultará difícil formular todas sus ramificaciones.

Sólo podéis sentirlas, seguirlas en las bodas con la Vida, y es
precisamente esta sensación -que puede convertirse en conocimiento- la que vosotros tenéis que volver a encontrar.
Quiero deciros que no existe diferencia fundamental entre cuanto os rodea en este planeta y vosotros mismos. Todo lo más, se podría conceder a los hombres un pestañeo de adelanto respecto a las otras formas de vida terrestre sobre las que se consideran soberanos imposibles de destronar. No es mi deseo rebajar al ser humano comparándolo con un punto insignificante perdido en algún lugar de la Creación. Por el contrario, por todo el amor que le tengo y que tengo a mi Padre, quiero contribuir a devolverle su dignidad consiguiendo que vuelva a encontrar por sí mismo su justo lugar. Nadie se eleva ni se ennoblece negando y aplastando al otro... Y el otro, amigos míos, es también ese perro al que paseáis con una correa, esa planta que de vez en cuando os acordáis de regar, o esa arena en la que os tumbáis. Representan los testigos y los actores de la Vida que despierta y que es en todo punto análoga a la vuestra.

ANAM CARA: CAPITULO 23


El cuerpo es tu única casa
Es algo misterioso que el cuerpo humano sea arcilla. El in­dividuo es el lugar de encuentro de los cuatro elementos. La persona es una forma de arcilla que vive en el medio aéreo. Pero el fuego de la sangre, el pensamiento y el alma discurre por el cuerpo. Toda su vida y energía discurren por el círculo sutil del elemento acuático. Hemos surgido ¿e las profundidades de la Tierra. Piensa en los millones de continentes de arcilla que jamás tendrán la oportunidad de abandonar este mundo subterráneo. La arcilla jamás en­contrará una forma para ascender y expresarse en el mun­do de la luz, sino que vivirá eternamente en la tierra ignota de las sombras. Por este motivo, la idea celta que sostiene que el mundo subterráneo no es oscuro, sino un mundo de espíritus, es muy hermosa. En Irlanda se cree que Tuatha Dé Dannan, la tribu celta desterrada de la superficie de Ir­landa, vive en el mundo subterráneo. Desde allí gobiernan la fertilidad de la tierra. Por consiguiente, cuando un rey era coronado, se desposaba simbólicamente con la diosa.

ANAM CARA: CAPITULO 22


Nacer es ser elegido
Nacer es ser elegido. Nadie está aquí por casualidad. Cada uno fue enviado a cumplir un destino particular. A veces el significado profundo de un suceso sale a la luz cuando se lo interpreta de manera espiritual. Considérese el momento de la concepción: las posibilidades son infinitas. Pero en la mayoría de los casos se concibe un solo niño. Esto parece sugerir la intervención de cierta selectividad. Ésta sugiere a su vez la presencia de una providencia protectora que te soñó, te creó y se ocupa de tí. Nadie te consultó acerca de los grandes problemas que forjan tu destino: cuándo ha­brías de nacer, dónde y de qué padres. Imagina la diferen­cia en tu vida si hubieras nacido en la casa vecina. No se te ofreció un destino para elegir. Dicho de otra manera. Se dispuso un destino especial para ti. Pero también se te dio libertad y creatividad para trascender los dones, crear un conjunto de nuevas relaciones y forjar una identidad cons­tantemente renovada, que incluye la vieja pero no se limita a ella. Éste es el ritmo secreto del crecimiento, que obra dis­cretamente detrás de la fachada exterior de tu vida. El des­tino crea el marco exterior de la experiencia y la vida; la li­bertad encuentra y llena su forma interior.

ANAM CARA: CAPITULO 21


TU SOLEDAD ES LUMINOSA
El mundo del alma es secreto
Nací en un valle de piedra caliza. Vivir en un valle es tener un cielo secreto. La vida está enmarcada por el horizon­te. Éste protege la vida, pero a la vez remite constantemente al ojo a nuevas fronteras y posibilidades. La presencia del océano acentúa el misterio del paisaje. Durante millones de años se ha desarrollado una antigua conversación entre el coro del océano y el silencio de la piedra.
En este paisaje no hay dos piedras idénticas. Cada una tiene un rostro propio. Con frecuencia, la caricia de la luz destaca la presencia tímida de cada piedra. Se diría que un dios desenfrenado y surrealista creó este paisaje. Las pie­dras, siempre pacientes y mudas, celebran el silencio del tiempo. El paisaje irlandés está lleno de recuerdos; contie­ne las ruinas y. los rastros de civilizaciones antiguas. El pai­saje tiene una curvatura, un color y una forma desconcertantes para el ojo que anhela la simetría o la sencillez li­neal.

ANAM CARA: CAPITULO 20


Fragancia y aliento
El sentido del olfato o la fragancia es sutil e inmediato. Los especialistas dicen que el olfato es el más fiel de los sentidos por lo que se refiere a la memoria. Todos conservamos los olores de la infancia. Es increíble que un aroma de la calle o de una habitación pueda evocar recuerdos de experiencias largamente olvidadas. Desde luego, los animales poseen un sentido del olfato maravillosamente útil. Al pasear un pe­rro uno se da cuenta de que su percepción del paisaje es en­teramente distinta, ya que sigue caminos determinados por los olores y vive aventuras al rastrear senderos invisi­bles por todas partes. Cada día respiramos veintitrés mil cuarenta veces; poseemos cinco millones de células olfato­rias. Un perro ovejero tiene doscientos veinte millones de esas células. El sentido del olfato es tan poderoso en el mundo animal porque ayuda a la supervivencia al alertar sobre el peligro; es vital para el sentido de la vida.
Tradicionalmente se decía que el aliento era el camino por el que el alma entraba en el cuerpo. La respiración siempre se hace a pares, salvo en los casos del primer y últi­mo suspiros. Una de las designaciones más antiguas de Dios es la palabra hebrea Ruach, que también significa aire o viento. La palabra sugiere que Dios era como el aliento o el viento debido a la fuerza y poder increíbles de la divini­dad. En la tradición cristiana, el misterio de la Trinidad su­giere que el Espíritu Santo surge debido a la separación del Padre y el Hijo; el término técnico es spiratio. Esta concep­ción antigua vincula la creatividad irrefrenable del Espíritu con el aliento del alma en la persona humana. El aliento también es una metáfora apropiada porque la divinidad, como aquél, es invisible. El mundo del pensamiento reside en el aire. Todos nuestros pensamientos suceden en ese ele­mento. Debemos nuestros mayores pensamientos a la gene­rosidad del aire. Es la raíz de la idea de inspiración, ya que uno inspira o incorpora con el aliento los pensamientos conteni­dos en el elemento aire.
La inspiración no se puede progra­mar.

ANAM CARA: CAPÍTULO 19


El ojo es como el alba
Veamos en primer término el sentido de la vista. En el ojo humano, la intensidad de la presencia humana se concen­tra de manera singular y se vuelve accesible. El universo en­cuentra su reflejo y comunión más profundos en él. Puedo imaginar a las montañas soñando con el advenimiento del ojo humano. Cuando se abre, es como si se produjera el alba en la noche. Al abrirse, encuentra un mundo nuevo. Tam­bién es la madre de la distancia. Al abrirse, nos muestra que los otros y el mundo están fuera, distantes de nosotros. El acicate de tensión que ha animado a la filosofía occidental es el deseo de reunir el sujeto con el objeto. Acaso es el ojo como madre de la distancia quien los separa.
Pero en un sentido maravilloso, el ojo, como madre de la distancia, nos lleva a preguntarnos por el misterio y la alteridad de todo lo que está fuera de nosotros. En este senti­do, el ojo es a la vez la madre de la intimidad, ya que acerca lo demás a nosotros. Cuando realmente contemplas algo, lo incorporas a ti. Se podría escribir una bella obra espiritual sobre la santidad de la contemplación. Lo opuesto de ésta es la mirada escrutadora. Cuando te escrutan, el ojo del Otro es un tirano. Te conviertes en objeto de la mirada del Otro de una forma humillante, invasora y amenazante.
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