viernes, 17 de enero de 2020

COMUNIÓN CON DIOS: PRIMERA PARTE.- LAS 10 ILUSIONES DEL SER HUMANO: 6- LA ILUSIÓN DEL JUICIO


La sexta ilusión es: EXISTE EL JUICIO
Tu decisión de que debes hacer algo para obtener algo de lo que no hay suficiente, incluyendo a Dios, te ha obligado a responder algunas preguntas difíciles: ¿Cómo se sabrá si una persona ha cumplido con el requisito o
no? ¿y qué sucederá con los que no lo cumplieron?
La respuesta a estas preguntas dio lugar a la invención del juicio. Pensaste que debía haber un árbitro, y como el Creador fue quien estableció el requisito, lo lógico era que Él decidiera también quién lo había cumplido y quién no.
Durante mucho tiempo, tu especie estuvo convencida de que era necesario hacer algo para complacer a Dios y que, de no ser así, las consecuencias serían trágicas. Es comprensible que llegaran a esa conclusión; cuando miraban a su alrededor, veían que a algunas personas les iba bien en la vida y a otras no.

La mente  primitiva se preguntaba por qué. Y se le ocurrió una respuesta primitiva:
La fortuna sonreía sólo a quienes eran dignos de la gracia de los dioses. Los dioses debían ser satisfechos y, posteriormente, nos juzgarían por ello.
Conforme a esta creencia surgieron sacrificios y rituales de todo tipo para apaciguar a las exigentes deidades.
En este periodo temprano, la sensación de insuficiencia de tu especie fue tan intensa que llegaron a pensar que los dioses competían entre sí. Existían muchos dioses a quienes complacer y solía ser fácil saber qué había que hacer para mantenerlos a todos contentos.
Cada desastre, cada granizada, cada huracán, cada sequía, hambruna, o calamidad personal se consideraba prueba de que los dioses no estaban satisfechos o, en ocasiones, de que estaban en guerra unos contra otros.
¿De qué otra manera se podría explicar lo que ocurría?
Ahora bien, estas creencias surgieron durante los tiempos antiguos, pero a través de los milenios se han ido refinando. Actualmente la mayoría no cree en una larga lista de dioses enfurecidos a los que hay que apaciguar, sino en un solo Dios enfurecido al que hay que apaciguar.
Aunque parezca que tu especie ha  evolucionado y que hace tiempo que dejó atrás esos conceptos primitivos que visualizaban a un Dios vengativo, estas ideas siguen dominando la teología de tu planeta.
El modelo de Dios vengador nunca ha perdido popularidad en su sociedad. Han aprovechado tanto los desastres personales como los planetarios para demostrar su validez. En tiempos muy recientes hubo mucha gente, entre ellos líderes religiosos, que proclamó que los infortunios de la vida, como la epidemia de SIDA, eran un castigo de Dios por la conducta  individual o colectiva de la especie humana.


Muchas personas siguen creyendo que existe un requisito establecido  por Mí, el cual deberán cumplir si desean recibir recompensas aquí y en el Cielo. Continúan pensando que hay un tribunal que juzga quién ha cumplido el
requisito y quién no.
Por otra parte, algunas teologías afirman categóricamente que nadie puede cumplir el requisito, hagan lo que hagan; aunque tengan una vida perfecta, sin ningún error, tropiezo o falta. Según dichas enseñanzas, todos nacen imperfectos (algunas religiones lo llaman el pecado original), con una mancha en el alma, antes de empezar a vivir.
Ningún acto puede eliminar esta mancha, ni siquiera el arrepentimiento; sólo puede lograrse por la gracia de Dios. Y Dios, según se enseña, no concede esta gracia a menos que la persona se acerque a Él de un modo concreto.
Esta enseñanza manifiesta que yo soy un Dios muy quisquilloso, un Dios que no concede el júbilo del Cielo a quien no haga lo que Yo diga.
Se ha dicho que Yo soy muy obstinado en cuanto a esto; que en realidad no importa cuán bondadosa, compasiva, generosa o noble haya sido una persona. No importa cuán arrepentida esté por sus ofensas ni lo que haya hecho para rectificar su conducta. No importa si le ha hecho al mundo la contribución más grande para mejorar la vida en el planeta. Si no ha venido a Mí por el sendero correcto, pronunciando las palabras adecuadas y creyendo en la religión verdadera, no podrá sentarse a la derecha de Dios Padre Todopoderoso.
Ante tales exigencias, esta idea podría llamarse presunción...
La especie humana, convencida de que Dios ha levantado barreras para separarse de ella, también ha interpuesto barreras entre sus individuos.
Basándose en una página del libro de Dios (lo que a Mí me parece bien sin duda debe aplicarse también entre ustedes), "ponen una mancha" sobre unos u otros incluso antes de que hagan nada. Como ya he dicho, consideren que las personas que son de un género, color o religión "equivocada" están manchados. Y también en cuanto a nacionalidad, vecindario, tendencia política u orientación sexual, o cualquier otra condición "equivocada". Cuando se comportan así es como si jugaran a "ser Dios".
Declaran que Dios enseña a juzgar de esta manera, puesto que Él puso la primera mancha de imperfección en el alma humana, Él los juzgó a ustedes antes de que pudieran demostrar lo contrario.
Por lo tanto, prejuzgar; es decir, tener prejuicios, debe ser aceptable, ya que si Dios lo acepta, ¿por qué no el hombre?
Y, ¿por qué motivo decidí que eran imperfectos desde su nacimiento? Según sus enseñanzas, porque los primeros seres humanos fueron malos.
De este modo comprobamos cómo se remitieron a las primeras tres ilusiones para justificar las tres siguientes.
Funciona así: cada nueva ilusión provoca la siguiente y a su vez demuestra las anteriores.
Tu cultura dice que cuando Adán y Eva pecaron, fueron expulsados del Paraíso y, tanto ellos como su descendencia, perdieron la felicidad y el derecho a la vida eterna. No sólo los sentencié a una vida de limitación y esfuerzo, sino a la muerte (la cuarta ilusión), condiciones que no sufrían antes de su tropiezo.
Otras culturas y teologías que aún existen en su planeta, no aceptan la historia de Adán y Eva, pero crearon su propia prueba de que existe un requisito. La mayoría está de acuerdo con que ustedes son imperfectos a los ojos de Dios y deben hacer algo para alcanzar la Perfección, léase Purificación, Salvación, Iluminación...
Como creen que el ser humano es imperfecto puesto que Yo mismo les he otorgado esta característica, se lo atribuyen entre ustedes con toda libertad. Y siempre esperan de los demás lo que creen que Yo espero: la perfección.
Se pasan la vida exigiendo perfección a los que ustedes mismos consideran imperfectos.
Su primer error, y el que suele resultar más caro, es hacérselo a ustedes mismos, y después, cometen un segundo error al exigírselo a los demás. Así, es imposible que alguien pueda cumplir... El requisito.
Los padres exigen perfección de sus hijos y los hijos exigen perfección de sus padres.
Los ciudadanos exigen perfección de su gobierno y el gobierno exige perfección de sus ciudadanos.
La Iglesia exige perfección de sus fieles y los fieles exigen perfección de su Iglesia.
Los vecinos exigen perfección de sus vecinos, una raza de otra raza, las naciones de otras naciones.
Piensan que la ilusión del juicio es real. Proclaman que si Dios los juzga, también ellos tienen derecho a juzgar a los demás. Y así lo hacen.

Su mundo se apresura a juzgar sobre todo a cualquiera que reciba premios como fama, poder o éxito, lo cual se supone que sólo es digno de un ser perfecto; y condena a cualquier persona que muestra la más  mínima imperfección.
Se han vuelto tan fanáticos que es casi imposible convertirse en líder, héroe o imagen pública, por lo que se privan justamente de lo que su sociedad más necesita.
Han caído en su propia trampa; no pueden liberarse de los juicios que se imponen a sí mismos ni de los que Creen que Dios les impuso.
Sin embargo, ¿por qué una simple observación sobre tu persona te hace sentir incómodo? Afirmar que algo es de cierto modo, ¿se considera un juicio? ¿No podría ser simplemente una observación? ¿Qué más da si alguien
no cumple con el requisito? ¿Qué importancia tiene?
Se hacen estas preguntas.
Era evidente que la sexta ilusión' tenía un defecto, hecho que debió haber puesto en evidencia que la idea del juicio era falsa, pero los seres humanos sabían, en un nivel muy profundo, que no podían abandonar la ilusión o
algo muy importante llegaría a su fin.
Una vez más, tenían razón. Pero también aquí cometieron un error. En lugar de identificar la ilusión como tal y usarla para el fin que pretendía, pensaron que debían corregir su defecto.
Con el fin de corregir el defecto de la sexta ilusión crearon la séptima.


Neale Donald Walsch

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