Su casa estaba ubicada hacia el sur y el este del promontorio sur de esta colina y aproximadamente a mitad de distancia entre la base de esta elevación y el camino que conducía de Nazaret a Caná. A Jesús le encantaba subir a la colina; otra de sus caminatas favoritas era un angosto sendero que rodeaba la base de la colina en dirección noreste hasta el punto en donde se unía al camino a Séforis.
La casa de José y María era una estructura de piedra de una habitación con techo plano y un edificio adyacente para los animales. Los muebles consistían en una mesa baja de piedra, vasijas de barro, platos y ollas de piedra, un telar, una lámpara, varios bancos pequeños y alfombras para dormir sobre el piso de piedra. Detrás de la casa, cerca de la construcción para los animales, había un tejado que protegía el horno y el molino para moler trigo. Se necesitaban dos personas para utilizar este tipo de molino, uno para moler y otro para echar el grano.
Cuando niño, Jesús frecuentemente echaba grano en este molino mientras que su madre lo hacía girar.
En el transcurso de los años, a medida que crecía la familia, todos ellos se sentaban en el piso alrededor de la mesa agrandada de piedra para disfrutar de sus comidas, sirviéndose de un plato u olla común. Durante el invierno la cena estaba iluminada por una pequeña lámpara chata de arcilla, colocada sobre la mesa, con aceite de oliva como combustible. Después del nacimiento de Marta, José construyó un agregado a esta casa, una habitación amplia, que se utilizaba como taller de carpintería de día y como dormitorio de noche.
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