martes, 21 de marzo de 2017

Satya ¿Mi padre está allí con Vosotros?


Respuesta:
“No es simple comprender cuanto ahora estoy a punto de decirte.
Más allá de la realidad que conoces, existe una inmensa Unión, donde el Todo crea esta Unión, y no existe separación.
Todos los corazones pulsan en un único latido, todos los corazones están unidos en una única llama.
Aunque si existen Unidades individuales, ellas no están separadas de nada ni de nadie. Incluso existiendo aquello que llamamos ‘diversidad de evolución’, existe un Conjunto Único.
No es fácil para Nosotros explicar con vuestras palabras esta Unidad y esta Individualidad que existen contemporáneamente, porque es algo que se siente, que se vive, y no existen palabras que conduzcan a la comprensión.
En el silencio, puedes percibir otras presencias junto a ti, otros lenguajes, y, por algún instante, aunque breve como un aleteo de alas, puedes sentir esta Unidad.

Es la separación, es la división que crea sufrimiento, y esto sobre todo cuando estáis separados por vosotros mismos, de vuestra Esencia.
Si en el silencio percibes algo nuevo, que puede ser un sonido, una nota, una presencia, alégrate por esto. Siente que estás dejando ir lo que conduce al sufrimiento: la separación.
Ahora puedes comprender, en parte, dónde está tu papá, recordando que es un Alma libre, que puede volar por todas partes, también cerca de ti.”
Pregunta:
¿Cómo puedo vivir bien mi individualidad, el estar sola?
Respuesta:
“Viviendo intensamente lo opuesto: la unión con el Todo, con todos. Une tu corazón al corazón de quien está a tu lado, de quien encuentras en tu camino. Vive en abertura total, comparte todos tus sentimientos y sensaciones. Vive el regocijo estar juntos, en todas sus expresiones.
Es así que descubrirás la unicidad, y luego comprenderás la individualidad.
Aprenderás a vivir sola, viviendo junto a los otros, aprenderás a hallar todo en ti, donando todo lo que tienes, compartiendo todo.
Vive el estar juntos de manera pura, con el corazón cándido, une tu corazón al corazón de quien encuentras, funde tu Alma con las Almas que caminan hacia la Luz.
Así viviendo, se va más allá de la necesidad de estar con alguien, y se conoce el placer del estar juntos.
Se aprende así a descubrir el Todo en uno mismo, a ver el Todo en el corazón de quien se encuentra.
Es como atravesar un gran río: si no entras en él, no puedes tocar la otra orilla. Así, entrando en la Unión total, fundiéndose con el Todo, se toca luego la otra orilla, que es el Ser Único.
Cada ola hace nacer otra ola, y todas las olas crean el gran mar.”
Comentario
Naturalmente compartir la propia vida, como los Ángeles nos exhortan a hacer, no significa sólo contar los pasos hechos, las conquistas y las victorias, sino compartir ante todo aquello que a menudo nosotros creemos fracasos, equivocaciones, derrotas, pasos no hechos.
Esto para ayudar nosotros mismos y los otros a comprender que todo lo que se vive es sólo un entrenamiento para luego actuar, es una lección para aprender, es experimentar para conocer, es aprender a aceptar con paciencia y compasión las caídas, las recaídas, los intentos en vano, manteniendo la calma, teniendo la mirada hacia la meta.
Esto también es una garantía para permanecer siempre humildes, para sentir de pasar de un aula de aprendizaje a un aula de pasantía, y otra vez, luego, en aulas nuevas.
Las aulas de pasantía son aquéllas donde llevamos a la práctica lo aprendido.
Éstas son las aulas más difíciles, son las aulas que solicitan más humildad, más paciencia, más constancia, más esfuerzo, más entrenamiento, atención continua, porque es allí que nosotros cancelamos nuestras costumbres, desarmamos toda nuestra personalidad, creada en el no conocimiento, por defensa, por protección, por reacción.
Sólo si, con paciencia, humildad y compasión, aceptamos todo de nosotros mismos, sabremos aceptar, con infinita paciencia y compasión, el todo de quien camina junto a nosotros, de quién nos extiende su mano para recibir una ayuda.
No conociendo nada de lo que su Alma ha elegido vivir, aprender, conquistar, donar, no podemos, conocer los tiempos requeridos, los medios necesarios.
Así nos convertimos en compañeros de Luz que todo iluminan, que miran sólo lo aprendido, lo conquistado, las victorias, los pasos hechos por los compañeros, para alegrarse y celebrar juntos.
Nos convertimos en viajantes humildes, afectuosos y pacientes, que saben acompañar y contener en la aventura de la Vida.
Nos convertimos en niños que juegan serenos y alegres el juego de la Vida, día tras día, sin pensar en el porvenir, sin recordar el pasado, abandonados en los brazos de los Ángeles.
Extraído del libro: Estoy a tu lado
Autora: Satya
http://www.trabajadoresdelaluz.com.ar
http://maestrosdecorazones.blogspot.com.es/

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