viernes, 22 de diciembre de 2017

ANAM CARA: LA TRANSFRIGURACIÓN DE LOS SENTIDOS.- CAP. XII


La transfiguración de los sentidos
Los místicos son los más fiables en el campo del amor sensual. En sus escritos está implícita una luminosa teología de la sensualidad. Jamás preconizan la negación de los sentidos, sino su transfiguración.
Los místicos reconocen que existe cierta gravedad o lado tenebroso de eros y que a veces predomina. La luz del alma puede transfigurar esta tendencia y aportar a ella equilibrio y aplomo. La belleza de las reflexiones místicas sobre eros nos recuerda que éste es en última instancia la energía de la creatividad divina. En la transfiguración de lo sensual, el frenesí de eros y la alegría del alma entran en lírica armonía.
La Irlanda moderna ha debido recorrer un camino complejo y tortuoso para reconocer y aceptar a eros.
La antigua tradición irlandesa reconocía el poder de eros y el amor erótico con maravillosa vitalidad.
Una de sus expresiones más interesantes es el poema de Brian Merriman titulado Cúirt an Mheáin Oidhce, «El patio a medianoche», del siglo XVIII.

ANAM CARA: EL ALMA COMO ECO DIVINO.- CAP. XI


El alma como eco divino
Tanto amor y comunión están a nuestro alcance porque el alma contiene el eco de una intimidad primordial. Cuando hablan de cosas primordiales, los alemanes emplean el término ursprungliche Dinge: «cosas originales».
Hay una Ur-Intimitat in der Seele, es decir, «una intimidad primordial en el alma»; este eco está en todos. El alma no se inventó a sí misma. Es una presencia del mundo divino, donde la intimidad no tiene límites ni barreras.
No puedes amar a otro si no estás empeñado al mismo tiempo en la obra espiritual, hermosa pero difícil, de aprender a amarte a tí mismo. Cada uno de nosotros tiene al nivel del alma un manantial enriquecedor de amor.
En otras palabras, no necesitas buscar fuera de ti el significado del amor. Esto no es egoísmo ni narcisismo, obsesiones negativas sobre la necesidad de ser amado.

ANAM CARA: EL CÍRCULO DE COMUNIÓN .- CAP. X


El círculo de comunión
Para reflejar esto se necesita una palabra más vibrante que la tan trillada «relación». Las frases como «se cierra un círculo antiguo» y «un anhelo antiguo despierta y toma conciencia de sí» ayudan a revelar el significado profundo y el misterio del encuentro. Expresan en el lenguaje sacro del alma la unicidad y la intimidad del amor. Cuando dos personas se aman, se genera una tercera fuerza entre ellas.
Una amistad interrumpida no siempre se restaura con horas interminables de análisis y consejos. Es necesario modificar el ritmo de los encuentros y reanudar el contactó con la antigua comunión que los reunió. Esta antigua afinidad os mantendrá unidos si invocáis su poder y su presencia.
Dos personas realmente despiertas habitan un círculo de comunión. Han despertado una fuerza más antigua que los envolverá y abrigará.
La amistad exige que se la alimente.

La gente suele dedicar su atención principalmente a los hechos de la vida, su situación, trabajo y categoría social.
Vuelcan sus mayores energías al hacer.

ANAM CARA: El amor como reconocimiento antiguo .- Cap. IX


El amor como reconocimiento antiguo
La verdadera amistad o el amor no se fabrican ni conquistan.

La amistad siempre es un acto de reconocimiento.
Esta metáfora se puede hundir en la naturaleza arcillosa del cuerpo humano.
Cuando encuentras a la persona que amas, un acto de reconocimiento antiguo os reúne. Es como si millones de años antes de que la naturaleza rompiera su silencio, su arcilla y la tuya yacieran juntas.
Luego, en el ciclo de las estaciones, esa arcilla única se dividió y separó. Cada uno se alzó como formas individuales de arcilla que alojaban su individualidad y destino.
Sin saberlo, vuestras memorias secretas lloraban la ausencia mutua. Mientras vuestros seres de arcilla deambulaban durante miles de años por el universo, el anhelo del otro nunca decayó.
Esta metáfora permite explicar cómo se reconocen súbitamente dos almas en el momento de la amistad.
Puede ser un encuentro en la calle, en una fiesta, en una conferencia, una presentación banal, y en ese momento se produce el rayo del reconocimiento que enciende las brasas de la afinidad. Se produce un despertar, una sensación de conocimiento antiguo. Entráis. Habéis regresado a casa por fin.
En la tradición clásica esto encuentra una expresión maravillosa en el Simposio, mágico diálogo de Platón sobre la naturaleza del amor.

ANAM CARA: El misterio del acercamiento.- Cap. VIII


El misterio del acercamiento
Desde hace años tengo ganas de escribir un cuento sobre un mundo en el cual cada uno conocería a una sola persona durante toda su vida. Lógicamente, para dibujar ese mundo, este postulado debería prescindir de consideraciones biológicas. Uno tendría que guardar años de silencio ante el misterio de la presencia en el Otro, antes de poder acercarse. En toda su vida uno no encontraría más que un par de personas a lo sumo. Esta idea adquiere mayor realidad si uno pasa revista a su vida y distinguelos amigos de los conocidos.

No son lo mismo. La amistad es un vínculo más profundo y sagrado. Shakespeare lo dice con una frase muy bella: «Los amigos que tienes y su atención probada, sujétalos a tu alma con argollas de acero.»
Un amigo es un tesoro increíblemente valioso. Es un ser amado que despierta tu vida para liberar las posibilidades salvajes que hay en ti.
Irlanda es un país de ruinas. Las ruinas no están vacías. Son lugares sagrados que rebosan de presencias.
Un amigo mío, sacerdote en Conamara, pensaba construir una playa de estacionamiento junto a su iglesia. Cerca había una ruina, abandonada desde hacía cincuenta o sesenta años.
Fue a ver al hombre cuya familia había vivido allí años antes y le pidió que le cediera las piedras para los cimientos.
El hombre se negó. Cuando el sacerdote preguntó por qué, respondió:
Ceard a dheanfadh anamacha mo mhuinitire ansin?, es
decir, «¿qué sería de las almas de mis antepasados?».

Quería decir que incluso en unas ruinas largamente abandonadas, las almas de quienes las habían habitado poseían una afinidad y apego particulares al lugar.
La vida y pasión de una persona dejan su impronta en el éter.
El amor no permanece enclaustrado en el corazón, sino que sale a construir tabernáculos secretos en el paisaje.

ANAM CARA: La naturaleza sagrada de la intimidad.- Cap. VII


La naturaleza sagrada de la intimidad
Nuestra cultura está obsesionada por el concepto de relación. Todo el mundo habla de ello.

Es un tema constante en la televisión, el cine y los medios de información. La tecnología y los medios no unen el mundo. Pretenden crear un mundo unido por redeselectrónicas, pero en realidad sólo ofrecen un mundo simulado de sombras.
Por eso nuestro mundo humano se vuelve más anónimo y solitario. En un mundo donde el ordenador reemplaza el encuentro entre seres humanos y la psicología reemplaza a la religión, no es casual que exista semejante obsesión por las relaciones.
Desgraciadamente, el término mismo se ha convertido en un centro vacío en torno del cual nuestra sed solitaria anda hurgando en busca de calor y comunión. El lenguaje público de la intimidad es en gran medida hueco y sus repeticiones incesantes suelen delatar la falta total de aquélla.
La verdadera intimidad es una vivencia sagrada.

ANAM CARA: EL ANAM CARA.- CAP. 6



La tradición celta posee una hermosa concepción del amor y la amistad. Una de sus ideas fascinantes es la del amor del alma, que en gaélico antiguo es anam cara, «Anam» signi­fica «alma» en gaélico, y «cara» es «amistad». De manera que «anam-cara» en el mundo celta es el «amigo espiritual». En la iglesia celta primitiva se llamaba anam cara a un maestro, compañero o guía espiritual. Al principio era un confesor» a quien uno revelaba lo más íntimo y oculto de su vida. Al anam cara se le podía revelar el yo interior, la mente y el co­razón. Esta amistad era un acto de reconocimiento y arrai­go. Cuando uno tenía un anam cara, esa amistad trascen­día las convenciones, la moral y las categorías. Uno estaba unido de manera antigua y eterna con el amigo espiritual. Esta concepción celta no imponía al alma limitaciones de espacio ni tiempo. El alma no conoce jaulas. Es una luz divina que penetra en ti y en tu otro. Este nexo despertaba y fomenta­ba una camaradería profunda y especial. Juan Casiano dice en sus Colaciones que este vínculo entre amigos es indisolu­ble: «Esto, digo, es lo que no puede romper ningún azar, lo que no puede cortar ni destruir ninguna porción de tiem­po o de espacio; ni siquiera la muerte puede dividirlo».

lunes, 18 de diciembre de 2017

ANAM CARA: UMBRA NIHILI.- CAP. 5


En un universo vasto que a veces parece siniestro e indife­rente a nosotros, necesitamos la presencia y el abrigo del amor para transfigurar nuestra soledad. Esta soledad cós­mica es la raíz de nuestra soledad interior. Nuestra vida, todo lo que hacemos, pensamos y sentimos está rodeado por la Nada. De ahí que sea tan fácil atemorizarnos. El Maestro Eckhart dice que la vida humana se encuentra bajo la sombra de la Nada, sub umbra nihili. Sin embargo, el amor es la hermana del alma, su lenguaje más profundo y su presencia. En el amor, a través de su calor y creativi­dad, el alma nos protege de la desolación de la Nada. No podemos llenar nuestro vacío con objetos, posesiones o per­sonas. Debemos avanzar más profundamente en ese vacío para encontrar debajo de la Nada la llama del amor que nos aguarda para darnos calor.
Nadie puede herirte tan profundamente como tu ser amado. Cuando admites al Otro en tu vida, abres tus de­fensas. Aun después de años de convivencia, tu afecto y con­fianza pueden sufrir una decepción. La vida es peligro­samente imprevisible. La gente cambia, a veces de manera drástica y repentina. El resentimiento y el rencor desplazan el arraigo y el afecto. Toda amistad atraviesa en algún mo­mento el valle negro de la desesperación. Esto pone a prue­ba tu afecto en todos sus aspectos. Pierdes la atracción y la magia. El sentimiento mutuo se vuelve sombrío, la presen­cia hiere. Si eres capaz de atravesar este tiempo, tu amor puede emerger purificado, despojado de la falsedad y las carencias. Te llevará a otro terreno donde el afecto puede volver a crecer. A veces una amistad se echa a perder y las partes apuntan a sus centros de negativismo recíproco. Cuando se unen en el punto de carencia, es como si parie­ran un espectro dispuesto a devorar el último retazo de afecto entre los dos. Ambos son despojados de su esencia. Se vuelven impotentes, recíprocamente obsesionados. En­tonces son necesarios la oración profunda, mucha aten­ción y cuidados para reorientar las almas. El amor puede herirnos profundamente. Debemos tener mucho cuidado. El filo de la Nada corta hasta el hueso. Otros quieren amar, entregarse, pero les falta energía. Llevan en sus corazo­nes los cadáveres de antiguas relaciones, son adictos a las heridas como confirmación de su identidad. Cuando una amistad se reconoce como un don, permanecerá abierta a su propio terreno de bendición.
Cuando amas, abres tu vida a un Otro. Caen todas tus barreras. Tus distancias protectoras se derrumban. Esa perso­na recibe permiso absoluto para penetrar en el templo más profundo de tu espíritu. Tu presencia y tu vida pueden vol­verse terreno suyo. Se necesita mucho coraje para permitir semejante acercamiento. Puesto que el cuerpo habita en el alma, cuando permites semejante proximidad, dejas que el otro se vuelva parte de ti. En la afinidad sagrada del amor verdadero, dos almas se vuelven gemelas. El cascarón exte­rior y el contorno de la identidad se vuelven porosos. Se runden mutuamente.

ANAM CARA: EL AMOR ES LA NATURALEZA DEL ALMA.- CAP. 4


El alma necesita amor con tanta urgencia como el cuerpo necesita oxígeno. El alma alcanza su plenitud en la calidez del amor. Todas las posibilidades de tu destino humano duermen en tu alma. Existes para cumplir y honrar estas posibilidades. Cuando el amor entra en tu vida, las dimen­siones ignotas de tu destino despiertan, florecen y crecen. La posibilidad es el corazón secreto del tiempo. Sobre su superficie exterior, el tiempo es vulnerable a la transitoriedad. Cada día, triste o bello, se agota y se desvanece. En su corazón más profundo, el tiempo es transfiguración. Tiene en cuenta la posibilidad y se asegura de que nada se pier­da u olvide. Aquello que parece desvanecerse en su superfi­cie, en realidad se transfigura y aloja en el tabernáculo de la memoria. La posibilidad es el corazón secreto de la creati­vidad. Martín Heidegger habla de la «prioridad ontológica» de la posibilidad. En el nivel más profundo del ser, la posibilidad es la madre y a la vez el destino transfigurado de lo que llamamos hechos y sucesos. Este mundo callado y secreto de lo eterno es el alma. El amor es la naturaleza del alma. Cuando amamos y permitimos que se nos ame, ha­bitamos cada vez más el reino de lo eterno. El miedo se vuelve coraje, el vacío deviene plenitud y la distancia, inti­midad.
El amor es nuestra naturaleza más profunda; consciente o inconscientemente, todos buscamos el amor. Con fre­cuencia elegimos caminos falsos para satisfacer esta sed profunda. La concentración excesiva en nuestro trabajo, logros o búsqueda espiritual puede alejarnos de la presen­cia del amor. En la obra del alma, nuestras falsas urgencias pueden despistarnos por completo. Lejos de ir en busca del amor, sólo debemos quedamos quietos y esperar que el amor nos encuentre. Algunas de las palabras más bellas sobre el amor se encuentran en la Biblia. La epístola de san Pablo a los corintios es hermosísima: «El amor es sufrido, es benig­no; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor». Otro versículo de la Biblia dice: «El amor perfecto aleja el miedo».

ANAM CARA: EL CORAZÓN HUMANO NUNCA TERMINA DE NACER.- CAP. 3


Aunque el cuerpo humano nace íntegro en un instante, el corazón humano nunca termina de nacer. Es pando en cada vivencia de tu vida. Todo cuanto te sucede tiene el po­tencial de hacerte más profundo. Hace nacer en ti nuevos territorios del corazón. Patrick Kavanagh aprehende esta sensación de bendición del suceso: «Ensalza, ensalza, en­salza/lo que sucedió y lo que es». Uno de los sacramentos más bellos de la tradición cristiana es el bautismo, que sig­nifica ungir el corazón del niño. El bautismo viene de la tradición judía. Para los judíos, el corazón era el centro de todas las emociones. Se unge el corazón como órgano principal de la salud del niño, pero también como lugar donde anidarán sus sentimientos. La oración pide que el niño que acaba de nacer jamás quede atrapado, apresado o enredado en las falsas redes interiores del negativismo, el rencor o la autodestrucción. Con las bendiciones se aspi­ra a que el niño posea fluidez de sentimientos en su vida, que sus sentimientos fluyan libremente, transporten su alma hacia el mundo y recojan de éste alegría y paz.
Sobre el telón de fondo de la infinitud del cosmos y la profundidad hermética de la naturaleza, el rostro humano resplandece como icono de la intimidad. Es aquí, en este icono de la presencia humana, donde la divinidad creadora se acerca más a sí misma. El rostro humano es el icono de la creación. Cada persona posee a la vez un rostro interior, intuido pero jamás visto. El corazón es el rostro interior de tu vida. El .viaje humano trata de que este rostro sea bello. Es aquí donde el amor anida en tu seno. El amor es absolu­tamente vital para la vida humana. Porque sólo el amor puede despertar la divinidad en ti. En el amor creces y vuel­ves a ti mismo. Cuando aprendes a amar y a permitir que tu yo sea amado, vuelves a la casa de tu propio espíritu. Estás abrigado y a salvo. Alcanzas la integridad en la casa de tus anhelos y tu arraigo. Ese crecimiento y retomo a la casa es el beneficio inesperado del acto de amar a otro. El pri­mer paso del amor es prestar atención al otro, un acto ge­neroso de negación del propio yo. Paradójicamente, ésta es la condición que nos permite crecer.
Cuando despierta el alma, comienza la búsqueda y ja­más podrás volver atrás. A partir de ese momento se en­ciende en ti un anhelo especial que no permitirá que te entretengas en las estepas de la autocomplacencia y la reali­zación parcial. La eternidad te apremia. Eres reacio a per­mitir que un acomodo o la amenaza de un peligro te im­pida bregar para alcanzar la cima de la realización. Cuando se te abre este camino espiritual, puedes aportar al mun­do y a la vida de los demás una generosidad increíble. A ve­ces es fácil ser generoso hacia fuera, dar mientras se es taca­ño con uno mismo. Si eres generoso para dar, pero tacaño para recibir, pierdes el equilibrio de tu alma. Debes ser generoso con tu propio yo para recibir el amor que te ro­dea. Puedes sufrir la sed desesperante de ser amado. Puedes buscar durante largos años en lugares desiertos, muy lejos de ti. Sin embargo, en todo este tiempo, este amor está a centímetros de ti. Está en el borde de tu alma, pero has sido ciego a su presencia. Debido a una herida, una puerta del corazón se ha cerrado y eres incapaz de abrirla para recibir el amor. Debemos estar atentos para ser capaces de recibir. Boris Pasternak dijo: «Cuando un gran momento llama a la puerta de tu vida, a veces el ruido no es más fuerte que el latido de tu corazón y es muy fácil pasarlo por alto».
Es una extraña paradoja que el mundo ame el poder y la propiedad. Puedes ser un triunfador en este mundo, ser objeto de admiración universal, poseer vastas propiedades, una hermosa familia, triunfar en el trabajo y tener todo lo que el mundo puede dar, pero detrás de esa fachada puedes sentirte totalmente perdido y desdichado. Si tienes todo lo que el mundo puede ofrecerte, pero te falta amor, eres el más pobre de los pobres. Todo corazón humano tiene sed de amor. Si en tu corazón no anida la calidez del amor, no tienes nada que celebrar ni que disfrutar. Aunque seas in­dustrioso, competente, seguro de tí o respetado, no impor­ta lo que tú mismo o los demás piensen de ti, lo único que realmente anhelas es amor. No importa dónde estemos, qué o quiénes somos, en qué viaje estamos embarcados, to­dos necesitamos el amor.
Aristóteles dedica varias páginas de su Ética a reflexio­nar sobre la amistad. La basa en la idea de la bondad y la be­lleza. El amigo es el que desea el bien del otro. La amistad es la gracia que da calor y dulzura a la vida: «Nadie quiere vi­vir sin amigos, aunque no le falte nada más».

ANAM CARA: EL CÍRCULO CELTA DEL ARRAIGO.- cap. 2



En la poesía celta campean el color, la fuerza y la intensidad de la naturaleza. En sus bellos versos reconoce el viento, las flores, la rompiente de las olas sobre la tierra. La espiri­tualidad celta venera la luna y adora la fuerza vital del sol. Muchos antiguos dioses celtas estaban próximos a las fuentes de la fertilidad y el arraigo. Por ser un pueblo próxi­mo a la naturaleza, ésta era una presencia y una compañera. La naturaleza los alimentaba; con ella sentían su mayor arrai­go y afinidad. La poesía natural celta está imbuida de esta calidez, asombro y sentido del arraigo. Una de las oraciones celtas más antiguas se titula La coraza de San Patricio; su nom­bre más profundo es La brama del ciervo. No hay división en­tre la subjetividad y los elementos. A decir verdad, son las mismas fuerzas elementales las que dan forma y elevación a la subjetividad:
Amanezco hoy
por la fuerza del cielo, la luz del sol,
el resplandor de la luna,
el esplendor del fuego,
la velocidad del rayo,
la rapidez del viento,
la profundidad del mar,
la estabilidad de la tierra,
la firmeza de la roca.
Amanezco hoy
por la fuerza secreta de Dios que me guía.
En el mundo celta reman la inmediatez y el sentido del arraigo. Su mentalidad veneraba la luz. Su espiritualidad emerge como una nueva constelación para nuestra época. Estamos solos y perdidos en nuestra transparencia ham­brienta. Necesitamos con urgencia una luz nueva y dulce donde el alma encuentre refugio y revele su antiguo deseo de arraigo. Necesitamos una luz que haya conservado su afinidad con las tinieblas, porque somos hijos de las tinie­blas y de la luz.
Siempre estamos viajando de las tinieblas a la luz. Al principio somos hijos de las tinieblas. Tu cuerpo y tu cara se formaron en la benévola oscuridad. Viviste tus prime­ros nueve meses en las aguas oscuras del vientre de tu ma­dre. Tu nacimiento fue un viaje de la oscuridad hacia la luz. Durante toda tu vida, tu mente vive en la oscuridad de tu cuerpo. Cada uno de tus pensamientos es un instante fu­gaz, una chispa de luz que proviene de tu oscuridad inte­rior. El milagro del pensamiento es su presencia en el lado nocturno de tu alma; el resplandor del pensamiento nace en las tinieblas. Cada día es un viaje. Salimos de la noche al día. La creatividad nace en ese umbral primero donde la luz y las tinieblas se prueban y se bendicen entre sí. Sola­mente encuentras equilibrio en la vida cuando aprendes a confiar en el fluir de este ritmo antiguo. Asimismo, el año es un viaje con el mismo ritmo. Los celtas eran profunda­mente conscientes de la naturaleza circular de nuestro via­je. Salimos de la oscuridad del invierno a la promesa y la efervescencia de la primavera.
En definitiva, la luz es la madre de la vida. Donde no hay luz, no hay vida. Si el ángulo del Sol se apartara de la Tierra, desaparecería la vida humana, animal y vegetal que conocemos. El hielo cubriría la corteza. La luz es la presen­cia secreta de lo divino. Mantiene despierta la vida. Es una presencia nutricia. Despierta el calor y el color en la natura­leza. El alma despierta y vive en la luz. Nos ayuda a vislumbrar lo sagrado en lo profundo de nuestro ser. Cuando los seres humanos empezaron a buscar el significado de la vida, la luz se convirtió en una de las metáforas más vigorosas para expresar su eternidad y hondura. En la tradición occidental, como en la celta, se suele comparar el pensamiento con la luz. Se consideraba que el intelecto, en su luminosidad, era el asiento de lo divino en nuestro interior.
Cuando la mente humana empezó a explorar el si­guiente gran misterio de la vida, el del amor, también utili­zó la luz como metáfora de su poder y presencia. Cuando el amor despierta en tu vida, en la noche de tu corazón, es como un alba en tu interior. Donde había anonimato, hay intimidad; donde había miedo, hay coraje; donde reinaba la torpeza, juegan la gracia y el donaire; donde había aris­tas, ahora eres elegante y estás en sintonía con el ritmo de tu yo. Cuando el amor despierta en tu vida, es como un re­nacer, un comienzo nuevo.

ANAM CARA: EL MISTERIO DE LA AMISTAD.- LA LUZ ES GENEROSA Cap. 1



Si alguna vez te has encontrado al aire libre poco antes del alba, habrás observado que la hora más oscura de la noche es la que precede a la salida del sol. Las tinieblas se vuelven más oscuras y anónimas. Si nunca hubieras estado en el mundo ni sabido lo que era el día, jamás podrías imaginar cómo se disipa la oscuridad, cómo llega el misterio y el co­lor del nuevo día. La luz es increíblemente generosa, pero a la vez dulce. Si observas cómo llega el alba, verás cómo la luz seduce a las tinieblas. Los dedos de luz aparecen en el horizonte; sutil, gradualmente, retiran el manto de os­curidad que cubre el mundo. Tienes frente a ti el misterio del amanecer, del nuevo día. Emerson dijo: «Los días son dioses, pero nadie lo sospecha.» Una de las tragedias de la cultura moderna es que hemos perdido el contacto con estos umbrales primitivos de la naturaleza. La urbanización de la vida moderna nos apartó de esta afinidad fecunda con nuestra madre Tierra. Forjados desde la tierra, somos almas con forma de arcilla. Debemos latir al unísono con nuestra voz interior de arcilla, nuestro anhelo. Pero esta voz se ha vuelto inaudible en el mundo moderno. Al carecer de conciencia de lo que hemos perdido, el dolor de nuestro exilio espiritual es más intenso por ser en gran medida in­comprensible.
Durante la noche, el mundo descansa. Árboles, mon­tañas, campos y rostros son liberados de la prisión de la forma y la visibilidad. Al amparo de las tinieblas, cada cosa se refugia en su propia naturaleza. La oscuridad es la matriz antigua. La noche es el tiempo de la matriz. Nuestras almas salen a Jugar. La oscuridad todo lo absuelve; cesa la lucha por la identidad y la impresión. Descansamos durante la noche. El alba es un momento renovador, prometedor, lleno de posibilidades. A la luz nueva del amanecer reapa­recen bruscamente los elementos de la naturaleza: piedras, campos, ríos y animales. Así como la oscuridad trae descanso y liberación, el día significa despertar y renovación. Seres mediocres y distraídos, olvidamos que tenemos el privile­gio de vivir en un universo maravilloso. Cada día, el alba revela el misterio de este universo. No existe sorpresa ma­yor que el alba, que nos despierta a la presencia vasta de la naturaleza. El color maravillosamente sutil del universo se alza para envolverlo todo. Así lo expresa William Blake:
«Los colores son las heridas de la luz». Los colores destacan la perspectiva de nuestra presencia secreta en el cora­zón de la naturaleza.

martes, 24 de octubre de 2017

"SON" HIJO.- SÉPTIMA Y ULTIMA PARTE.


Esa noche hablé con los apóstoles quienes aún luchaban con los verdaderos significados de mi mensaje y mi misión. La mayoría de ellos aún creía que yo era el Mesías y que, en cierto punto, podía reclamar mi derecho al trono de David. Y no era verdaderamente posible que ellos comprendieran por qué fui a Jerusalén, sabiendo que sería arrestado. Y ellos no podían descifrar por qué yo debería abrirme a mi mismo al sacrificio de mi vida.
Cómo podría esperar que ellos comprendieran lo que tan pocos comprenden en este día: Que, en un cierto punto, yo sabía que enseñando solo no sería suficiente. Que los milagros no serían suficientes. Que un gran ejemplo de perdón y de poder del Padre/Madre debía ser exhibido. Una profunda demostración del poder del Amor sería necesaria.
Esa noche Judas se escabulló de sus hermanos y fue al clero de Jerusalén y me ofreció para ser capturado.

"SON HIJO.-SEXTA PARTE


Profecía
Siempre estuvo la posibilidad de que los eventos pudieran haberse desarrollado en forma diferente de lo que lo hicieron. Ni Yo, ni los grandes más allá de mi, pueden predecir absolutamente lo que sucederá en el futuro. Si, en la Mente de Dios todas las cosas son conocidas, todos los resultados ya están realizados.. Aún existe un infinito número de variaciones y colores para un evento. Cada ser viviente en el Universo de Universos tiene una mano en la evolución del Todo. Cada elección afecta a los otros en formas inimaginables para ustedes. Así que una profecía es solamente verdadera en el momento en que es pronunciada. Sin embargo, existen patrones de comportamiento que son conocidos, tal como el que ustedes conocen que si continúan jugando con fósforos en algún punto existe una muy buena posibilidad de que se quemarán a ustedes mismos. Así que los entendimientos generales del futuro con ciertamente posibles y a menudo exactos.

"SON HIJO.-QUINTA PARTE


Fue también en este momento que me enteré del encarcelamiento de Juan el Bautista. Me apenó saber que no era parte de mi misión rescatarlo, sino honrar la parte que él jugó en el Plan Divino.
La Samaritana y el pozo.
El nombre de la mujer era Nalda y ella era una Samaritana quien, como persona, era bastante despreciada. No me voy a meter en la historia de por qué esto era así, porque es toda agua del mismo pozo. El prejuicio y el racismo, como todas las otras formas de ataque, nacen del miedo. La gente le teme a su valor interno, temen por su seguridad en un mundo hostil. Pero no pueden vivir así por mucho tiempo, así que encuentran una fuente externa a ellos para ese miedo: “Es culpa de esa persona. Debe ser así porque ellos se ven tan distintos a mí, y hablan diferente y se comportan distinto. Estaré seguro, nuevamente en control, cuando ellos se vayan.” Por supuesto, aquellos que están siendo atacados también tienen esos mismos miedos y encuentran a alguien en quién proyectar estos miedos también. Y así sigue y sigue.

"SON HIJO.- CUARTA PARTE


José, mi padre terrestre, fue un maravilloso carpintero. La mayoría de su considerable habilidad fue utilizada en proyectos de construcción a gran escala. Como resultado, el estaba un poco lisiado debido a numerosos accidentes, y sus manos estaban tan marcadas y ásperas y macizas como una montaña de Judea. Más inesperado entonces, fue un regalo para mi de una delicada arpa que el había construido de fino sauce. Era pequeña y sorprendentemente liviana y equilibrada perfectamente contra mi hombro. Le habían puesto las cuerdas en Jerusalén. Y pronto yo lo estaba tocando bastante naturalmente, sus agradables tonos entibiaban nuestro hogar. José se sentaba en su silla favorita (todos los padres son iguales) y sonreía mientras yo tocaba. María tarareaba suavemente con la canción.
María. Mi amada madre terrena. María fue una madre intensa y una mujer poderosa. Ella se conformó con su lugar en la sociedad, pero ella no se rindió a ella. Ella ayudó a formar mis visiones políticas. Ella se aseguró de que yo tratara a todas las mujeres con igual respeto. María fue una tigresa en lo salvaje, siempre alerta, siempre defendiendo, siempre un paso delante de aquellos que muy confortablemente la colocarían en una posición debajo de ellos, simplemente por su sexo.
José y María. Comencé a extrañarlos a ambos cuando comencé la próxima fase de mi vida, a pesar de que María sería parte de mi vida hasta el final.

viernes, 29 de septiembre de 2017

"SON HIJO.-TERCERA PARTE


Y ahora llegamos a otro punto de controversia en mi vida. En este momento en el Nuevo Testamento yo simplemente...desaparezco! Por un momento soy un chico de trece años, el próximo – un hombre de treinta! Qué sucedió con aquellos diecisiete años entre medio? Yo supongo, como Rip Van Winkle, me fui a dormir, y después me desperté.
¿Por qué es, pensarán ustedes, que los autores de la Biblia dejaron afuera una parte tan grande de mi vida y del hecho de que tuve hermanos y hermanas?. Tal vez, luego del evento de mi cumpleaños de trece y llegando a ser “hombre”, en la tradición judía, ¿ellos sintieron que no sucedió nada de mucha importancia? Tal vez, ¿ellos sintieron que el “Hijo de Dios” parecería decididamente menos así siendo rodeado por los hermanos y viviendo una vida promedio? Tal vez, ellos no pensaron que algunas de mis actividades durante aquellos años se reflejaron bien sobre su idea de un Mesías. ¿Tal vez ellos simplemente se olvidaron? Recuerden, los libros de la Biblia no fueron ni siquiera escritos hasta algunos sesenta años luego de mi muerte. Aún hasta los apóstoles pueden tener recuerdos imperfectos.

"SON" HIJO .- 2ª PARTE


Déjenme ahora presentarles a mis maravillosos y terrestres padre y madre, José y María. José no era un descendiente directo de la Casa de David como ha sido sugerido. Uno de sus ancestros fue un huérfano adoptado por otro ancestro, quien era descendiente en línea directa del Rey David. María venía de una impresionante línea de mujeres fuertes. Tanto José como María estaban bien educados para su época. María era también una tejedora experimentada y José, por supuesto, un carpintero maravilloso. Y una cosa más, tanto María como José fueron educados también en temas espirituales por los Esenios, una sociedad estoica que vivía no muy lejos de mi hogar, y que entendía, practicaba y enseñaba las Grandes Verdades.

"SON" HIJO .- PRIMERA PARTE


Hola a Todos
Como lo había prometido, la siguiente es la primera de siete partes canalizadas de la historia de la vida de Yeshua Ben Joseph que encontré en el sitio Crimson Circle (Círculo Carmesí) el 24 de Agosto, bajo el simple título de "Parte Dos", e inmediatamente reconocí que había sido canalizado por Yeshua, así que luego de un poco de investigación me las arreglé para encontrar a la persona que lo había puesto allí, hasta ese momento sólo dado a conocer como "enlakeach". En otro de sus
mensajes él firmó como Bradley, así que le envié un email pidiéndole el permiso para distribuir este material para ustedes.
Esta fue su respuesta; "Querido Brian,
Nuevamente, gracias por tu generosa retribución al material y a mi participación en él. Por favor siéntete libre de pasarlo a quien quieras. Lo he estado llamando "Son" (Hijo). Simplemente puedes agregar mi primer nombre, Bradley. Y si alguien lo quisiera, que se sienta libre de contactarme también en enlakeach@yahoo.com
Bendiciones! Namaste, Bradley"

EL SILENCIO HABLA.- CAPÍTULO 10 y ÚLTIMO: SUFRIMIENTO Y EL FINAL DEL SUFRIMIENTO


Los budistas han conocido desde siempre la interconexión de todas las cosas, y ahora los físicos la confirman. Nada de lo que ocurre es un suceso aislado; sólo aparenta serlo. Cuanto más lo juzgamos y lo etiquetamos, más lo aislamos. Nuestro pensamiento fragmenta la totalidad de la vida. Sin embargo, es la totalidad de la vida la que ha producido ese suceso, que es una parte de la red de interconexiones que constituyen el cosmos.
Esto significa que cualquier cosa que es, no podría haber sido de otra manera.
En la mayoría de los casos, ni siquiera podemos empezar a comprender la función que un suceso aparentemente sin sentido puede desempeñar en la totalidad del cosmos; pero reconocer su inevitabilidad dentro de la inmensidad de la totalidad puede ser el principio de una aceptación interna de lo que es y nos permite realinearnos con la totalidad de la vida.
La verdadera libertad y el final del sufrimiento estriban en vivir como si hubieras elegido deliberadamente cualquier cosa que sientas o experimentes en este momento. Este alineamiento interno con el Ahora es el final del sufrimiento.
¿Es imprescindible sufrir? Sí y no.

EL SILENCIO HABLA.- CAPÍTULO 9: MUERTE Y ETERNIDAD


Cuando caminas por un bosque que no ha sido domesticado por la mano del hombre, no sólo ves abundante vida a tu alrededor; también encuentras a cada paso árboles caídos y troncos desmoronados, hojas podridas y materia en descomposición.
Dondequiera que mires, encontrarás muerte además de vida.
Al escrutarlo más de cerca, descubrirás que el tronco que se está descomponiendo y las hojas podridas no sólo hacen nacer nueva vida, sino que ellos mismos están llenos de vida. Los microorganismos están actuando en ellos. Las moléculas están reordenándose. De modo que no hay muerte por ninguna parte. Sólo existe una metamorfosis de las formas de vida. ¿Qué puedes aprender de esto?
La muerte no es lo contrario de la vida. La vida no tiene opuesto. Lo opuesto de la muerte es el nacimiento. La vida es eterna.
A lo largo de los siglos, los sabios y los poetas han reconocido la cualidad onírica de la existencia humana: aparentemente tan sólida y real, y sin embargo tan efímera, que puede disolverse en cualquier momento.

EL SILENCIO HABLA.- CAPÍTULO 8: RELACIONES


Qué rápidamente nos formamos una opinión de otras personas, qué rápidamente llegamos a una conclusión sobre ellas. A la mente egótica le resulta satisfactorio etiquetar a otro ser humano, darle una identidad conceptual, pronunciar juicios severos.
Cada ser humano ha sido condicionado a pensar y comportarse de cierta manera, condicionado tanto genéticamente como por sus experiencias infantiles y su entorno cultural.
No es que ese ser humano sea así, pero así es como se presenta. Cuando emites un juicio respecto a alguien, confundes los patrones mentales condicionados con lo que esa persona es. Aesa acción, en sí misma, denota un patrón profundamente inconsciente y condicionado. Das a esa persona una identidad conceptual, y esa falsa identidad se convierte en una prisión no sólo para ella, sino también para ti..

sábado, 23 de septiembre de 2017

EL SILENCIO HABLA.- CAPÍTULO 7: NATURALEZA


Dependemos de la naturaleza no sólo para nuestra supervivencia física. También necesitamos a la naturaleza para que nos enseñe el camino a casa, el camino de salida de la prisión de nuestras mentes.
Nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en el recordar, en el anticipar: estamos perdidos en un complejo laberinto, en un mundo de problemas.
Hemos olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales todavía saben. Nos hemos olvidado de ser: de ser nosotros mismos, de estar en silencio, de estar donde está la vida: Aquí y Ahora.
Cuando diriges tu atención hacia algo natural, hacia algo que ha venido a la existencia sin la intervención humana, sales de la prisión del pensamiento conceptual y, en cierta medida, participas del estado de conexión con el Ser en el que todavía existe todo lo natural.

viernes, 22 de septiembre de 2017

EL SILENCIO HABLA.- CAPÍTULO 6: ACEPTACIÓN Y RENDICIÓN


Cuando puedas, echa una «mirada» a tu interior para ver si estás creando conflicto inconscientemente entre lo interno y lo externo, entre las circunstancias externas del momento —dónde estás, con quién y lo que estás haciendo— y tus pensamientos y sentimientos. ¿Puedes sentir lo doloroso que es oponerse internamente a lo que es?
Cuando reconoces este hecho, también te das cuenta de que ahora eres libre de renunciar a este conflicto fútil, al estado interno de guerra.
Si verbalizaras tu realidad del momento, ¿cuántas veces al día tendrías que decirte: «No quiero estar donde estoy»? ¿Cómo te sientes cuando no quieres estar donde estás: en el embotellamiento, en tu puesto de trabajo, en la sala de espera del aeropuerto con la gente que te acompaña?

EL SILENCIO HABLA.- CAPÍTULO 5: TU VERDADERO SER


El Ahora es inseparable de quien eres en el nivel más profundo.
Hay muchas cosas importantes en tu vida, pero sólo una importa absolutamente.
Importa que tengas éxito o fracases a los ojos del mundo. Importa si tienes o no tienes salud, si has recibido o no una buena educación. Importa si eres rico o pobre; ciertamente, establece una diferencia en tu vida. Sí, todas estas cosas tienen importancia, una importancia relativa, pero no tienen una importancia absoluta.
Hay algo más importante que cualquiera de estas cosas: encontrar tu ser esencial más allá de esa entidad efímera, del efímero yo personal.
No encontrarás la paz reordenando las circunstancias de tu vida, sino dándote cuenta de quién eres al nivel más profundo.
La reencarnación no te ayudará si en la próxima encarnación sigues sin saber quién eres.

EL SILENCIO HABLA.- CAPÍTULO 4: EL AHORA


Cuando se mira superficialmente, parece que el momento presente es uno entre muchos, muchos momentos. Cada día de tu vida parece estar compuesto por miles de momentos en los que ocurren distintas cosas. Pero, si miras más a fondo, ¿no hay siempre un único momento? ¿No es la vida siempre «este momento»?
Este momento —el Ahora— es la única cosa de la que nunca puedes escapar, el único factor constante en tu vida. Pase lo que pase, por más que cambie tu vida, hay una cosa segura: siempre es Ahora.
Y ya que no es posible escapar del Ahora, ¿por qué no darle la bienvenida y hacerse amigo suyo?
Cuando te haces amigo del momento presente, te sientes como en casa dondequiera que estés. Si no te sientes cómodo en el Ahora, te sentirás incó-modo dondequiera que vayas.

EL SILENCIO HABLA.- CAPÍTULO 3: EL YO SEPARADO


La mente busca alimento incesantemente, y no sólo para el pensamiento; está buscando alimento para su identidad, para su sentido del yo. Así es como el ego (el yo separado) viene a la existencia y se recrea continuamente a sí mismo.
Cuando piensas o hablas sobre ti, cuando dices «yo», sueles referirte a «yo y mi historia». Éste es el «yo» de lo que te gusta y de lo que te disgusta, de tus miedos y deseos, el «yo» que nunca está satisfecho por mucho tiempo. Es un sentido de quien eres creado por la mente, condicionado por el pasado y que trata de encontrar su realización en el futuro.
¿Puedes ver que este «yo» es pasajero, que una formación temporal, como una onda que recorre la superficie del agua?
¿Quién ve que esto es así? ¿Quién es consciente de que tus formas física y psicológica son pasajeras? Yo soy. Este es el «yo» profundo que no tiene nada que ver con el pasado y el futuro.
¿Qué quedará de todos los temores y deseos» asociados con tu problemática situación existencial que consumen cada día la mayor parte de tu atención? Un guión de varios centímetros de largo en la fecha de tu nacimiento y la fecha de tu muerte inscritas en tu lápida.

EL SILENCIO HABLA.- CAPÍTULO 2: MÁS ALLÁ DE LA MENTE PENSANTE


La condición humana: perdidos en el pensamiento.
La mayoría de la gente se pasa la vida aprisionada en los confines de sus propios pensamientos. Nunca van más allá de un sentido de identidad estrecho y personalizado, fabricado por la mente y condicionado por el pasado.
En tí, como en cada ser humano, hay una dimensión de conciencia mucho más profunda que el pensamiento. Es la esencia misma de tu ser. Podemos llamarla presencia, alerta, conciencia incondicionada. En las antiguas enseñanzas, es el Cristo interno, o tu naturaleza de Buda.
Hallar esa dimensión te libera, y libera al mundo del sufrimiento que te causas a tí mismo y a los demás cuando sólo conoces el «pequeño yo» fabricado por la mente, que es quien dirige tu vida. El amor, la alegría, la expansión creativa y una paz interna duradera sólo pueden entrar en tu vida a través de esa dimensión de conciencia incondicionada.

EL SILENCIO HABLA.- CAPÍTULO 1: SILENCIO Y QUIETUD


Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo.
Tu sentido más interno de tí mismo, tu sentido de quién eres, es inseparable de la quietud. Ese es el Yo Soy que es más profundo que el nombre y la forma.
La quietud es tu naturaleza esencial. ¿Qué es la quietud? El espacio interno o conciencia en el que las palabras de esta página son percibidas y se convierten en pensamientos. Sin esa conciencia, no habría percepción, ni pensamientos, ni mundo.
Tú eres esa conciencia, disfrazada de persona.
El equivalente del ruido externo es el ruido interno. El equivalente del silencio externo es la quietud interna.
Cuando quieras que haya silencio a tu alrededor, escúchalo. Esto significa que, simplemente, has de darte cuenta de él. Préstale atención. Escuchar el silencio despierta la dimensión de quietud dentro de tí, porque sólo la quietud te permite ser consciente del silencio.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

AL ENCUENTRO CON EL MAESTRO.- EL ROSTRO DE UN NIÑO


El griterío de los niños me retornó una vez más a la vivienda de José de Arimatea. Esa mañana el tiempo parecía haberse detenido…
Unos niños entraron al patio de la casa corriendo y saltando, María les conminó a estarse quietos, ninguno parecía hacerle caso e incluso comenzaban a gritar.
Se giró el Maestro hacia ella diciendo:

—¡María! ¡Déjalos que jueguen!
Se levantó y se puso a corretear con ellos.
Estábamos varios discípulos observándoles en silencio.
Yo no paraba de pensar en sus últimas palabras: “Muchos rostros has de mostrar…un solo Espíritu les alienta”. ¿Qué querría decir?
El Maestro se volvió hacia mí sin dejar de jugar, pareció leerme
el pensamiento.

AL ENCUENTRO CON EL MAESTRO.- MARÍA DE MAGDALA


El día amaneció caluroso en Jerusalén. En el hotel el aire
acondicionado brillaba por su ausencia, nada parecía funcionar, quizás la metralla de la bomba que un suicida palestino explotó el día anterior afectó la instalación eléctrica. La sangre inocente seguía derramándose a cuentagotas un día sí, otro también.
Me asomé al balcón esperando que alguna ráfaga de viento
desviara su camino y me refrescara. Un rayo de luz me
deslumbró. Mi mente recorrió en un instante los casi dos mil años que me separaban de otro tiempo, otra Jerusalén, otra morada…
Desde la ventana de la estancia donde dormimos vi al Maestro en el patio interior de la vivienda de José de Arimatea. Un viejo olivo en el centro y un pozo era todo lo que había en él. Extraía agua María. El Maestro contemplaba en silencio sentado junto al olivo la escena, ella se le acercó con un cántaro lleno de agua:
—Rabí —le preguntó con su cálida voz—, ¿quieres un poco?
—Sí —le contestó Él—, hoy va a ser un día caluroso. La
primavera está cercana y el Sol nos está bañando con su luz cada vez con más intensidad, nada le detiene en su viaje celestial.
Absorto les observaba. ¡Cuántas palabras se vertían sobre ellos sin conocimiento! Sí, era cierta la pasión que ella profesaba por la figura del Maestro, pero no difería en nada por la que otros también sentíamos por Él. Sólo algunas envidias generaban falsos rumores. Aquellos que no veían con buenos ojos que tratara el Maestro por igual a hombres y mujeres no dejaban pasar ocasión de manifestarlo públicamente. Él nos ama a todos por igual, sin ninguna distinción.
El Maestro nos conocía aún mejor que nuestros padres, sabía de nuestras debilidades y nos trataba con sumo cariño y respeto. Era paciente y no dejaba de decirnos que en cada uno de nosotros estaba en plenitud la grandeza del Universo. Claro que, no todos lo interpretábamos del mismo modo, nuestras personalidades a veces hacían que la humildad que Él nos solicitaba tan encarecidamente, no surgiera.

AL ENCUENTRO CON EL MAESTRO.- EL TEMPLO DE JERUSALÉN



El camino hasta Jerusalén transcurrió con relativa calma, los
controles del ejército israelí hacían que la puntualidad no fuera
más que una bonita palabra en el tablón de horarios de la estación  de autobuses.
Otro ejército aparecía en mi mente, soldados romanos vigilaban
la calzada observando a todos los que nos aproximábamos a
Jerusalén. Aunque esos días éramos tantos los que nos
acercábamos que no podían impedir que los “enemigos” de Roma
entráramos con facilidad.
Hoy, palestinos y judíos, transitan recelosos unos de otros, el
“veneno” del odio está inoculado en cada uno de ellos. Cada gesto, cada movimiento les delata. El miedo parece gobernar la Ciudad Santa. Algunos políticos y dirigentes religiosos han hecho a la perfección su labor en ambos bandos. Se respira un ambiente de calma tensa, frío y desolador.

¡Cuántas palabras pronunciadas en nombre del amor y la verdad
con el único objetivo de tener dominado a un pueblo, adormecido,
sojuzgado!
¡Cuánto disfraz bajo el nombre de la justicia para no querer
reconocer la igualdad de todos los habitantes de esta tierra, donde
nadie es realmente superior ni inferior a nadie!

Transitamos por las calles empedradas, los puestos apostados a
ambos lados ofrecían sus mercancías, el griterío era constante. En  aquella ocasión no estaba solo, varios amigos me acompañaban y  el Maestro nos esperaba. Sabíamos que el Sanedrín se reuniría.
Roma estaba nerviosa pues el imperio en oriente no iba todo lo bien que esperaban, levantamientos contra su opresión ocurrían cada poco tiempo, había que atajar el problema de raíz.
Allí estaba Él, esperándonos junto a la fuente, aún sentado destacaba por su altura y porte. Nos saludamos efusivamente, un
abrazo dado con corazón, el reencuentro de viejos amigos.
―¡Vamos! exclamó Él con voz firme.
Tras recorrer varias callejuelas llegamos a la plaza central frente
al Templo, subimos por la escalinata que nos adentraba en su patio. En él todos podíamos acceder, judíos y gentiles; la vida de éste era agitada en el Sabbat, el espectáculo era a veces deprimente; si fuera había puestos, dentro no cabía una aguja, todo se vendía y todo se compraba.
El Maestro se detuvo mirando con tristeza a su alrededor.
¡Continuemos! Esta vez su voz estaba apagada, su corazón permanecía turbado.
Le pregunté:

—¿Rabí, por qué permiten que esto ocurra en tierra sagrada?
¿No habría que echarlos de aquí como fuera, aunque sea a
empujones y latigazos?
—Dejadles —dijo el Maestro— que ellos se ahoguen en su propia agua.

El Maestro continuó en silencio hasta el edificio del Templo, aquí ningún extranjero podía pisar, se sentó y nosotros a su alrededor. Me miró, sus ojos estaban vidriosos y, tras un silencio en que Él sólo sabe qué ocurre en su interior, comenzó a hablar diciendo:
«Nunca empleéis la violencia ni aún con aquel que te ha arrebatado tu Hogar, ninguna causa es tan importante que justifique su uso. Pues aquel que emplea la espada y lastima a su hermano, no basta con que le pida perdón, si éste no se perdona a si mismo vivirá en un infierno aquí en la Tierra. Si no lo hace así su corazón se convertirá en una dura roca. Entonces atraerá para sí lo que mal llamáis infortunio, desgracias, cuando sólo son el medio que el Espíritu emplea para ablandar y volver a hacer de carne y sangre su corazón, de luz y fuego su alma.

Si permites que tu Templo sea ocupado por la codicia, la avaricia, la soberbia, la mezquindad, el egoísmo. Si dejas que los mercaderes del Templo se adueñen de tu Hogar y te arrojen fuera de él. ¿Qué quedará de ti? ¿A dónde irás?
Tu Hogar, tu Templo, es la Casa de mi Padre, os fue dada para que hicierais de ella el lugar donde se reúnen el Cielo y la Tierra.»
Se levantó y llevándose las manos al corazón, miró al Santuario
del Templo y continuó:
«Sólo el Amor tiene cabida en la Casa de mi Padre. Todo vuestro ser, desde los pies hasta el último cabello tienen la misma
importancia para Él.
En cada uno de sus hijos dejó una semilla que debéis cuidar, dejar crecer y madurar. Su Espíritu espera pacientemente este momento, entonces se cumple su promesa de liberar a su pueblo de la esclavitud y os convertís en su Santuario Vivo, en la Tierra Prometida, la Nueva Jerusalén.»

Nos quedamos sin palabras, nada podía salir de nosotros más que un sentimiento indescriptible. Miré a mi alrededor y un inmenso gentío nos rodeaba en silencio, entonces el Maestro se introdujo en el Santuario para orar al Padre, nos pidió que le acompañáramos y así lo hicimos.
EL ANCIANO JUAN

AL ENCUENTRO CON EL MAESTRO: HOY AQUÍ

 
 
En las playas del Universo,
tras los vientos de la tarde,
en medio de la soledad te encuentro sentado junto a mí.
Me hablas de grandes propósitos,
de esperanzas.
Me dices que cuentas conmigo,
con este pequeño anciano que nada sabe hacer en este mundo,
con todos.
Sólo tengo mi tiempo
que comparto contigo y el destino,
con calma y sosiego,
inquietud y temor.
Nada poseo.
Mis manos vacías están.
No tengo sabiduría.
Sólo sé que nada sé,
mas en tus manos deposito mi pequeño espíritu
para que con él haga nuestro Padre su voluntad.
Hoy aquí, mañana no lo sé.
EL ANCIANO JUAN

AL ENCUENTRO CON EL MAESTRO.- LA VOZ



Acabé cerrando los ojos sentado en un banco. Los minutos pasaban, o eso me parecía a mí.
Una música muy suave, un sonido indescriptible pero hermoso me puso el bello de punta. Me pareció que todo se movía a mi alrededor, al instante me encontré en pie… ¡frente a mi mismo!
No podía creer lo que estaba viendo, ahí estaba yo, sentado con los ojos cerrados y a la vez en pie, creía que me estaba volviendo loco. Y de pronto volví a escuchar la misma melodía, me serené sin saber cómo.
La Voz, que esta vez parecía provenir de todas partes, la volví a escuchar diciendo:
«Ya es hora que veas el ser en que te has convertido, has tardado “unos pocos milenios”, pero ha merecido la pena la espera.
Pasaste penurias, sufrimientos, también momentos alegres e inolvidables, todos ellos te fueron moldeando y han hecho, has hecho de ti quien hoy eres. Lo debes a tu esfuerzo y abnegación, los que te acompañaron y acompañaste, están muy contentos.
Hoy el cielo canta una canción, la tuya, la del ritmo de tu corazón sonando en armonía junto a miles, millones de hijos de Dios.
Hoy ha nacido un hijo del Espíritu.
¡Empieza a caminar!»

EL ANCIANO JUAN

AL ENCUENTRO CON EL MAESTRO.- EL HIJO PRÓDIGO

 
 
¿Cómo expresar con palabras lo inconmensurable,
compartir el gozo, el deleite,
la complacencia,
del encuentro con la divinidad inmanente?
Solo, en el silencio, escucho tu himno de alabanzas:
¡Alabados sois, porque veis el Reino en medio de la iniquidad!
¡Alabados sois, porque aun no siendo del mundo lo dais todo por
él!
¡Alabados sois, porque os creé a todos semejantes a Mí!
¡Alabados sois, hijas e hijos míos, porque allanáis el camino al
Maestro, vuestro hermano!
¡Alabados sois, hijas e hijos del Amor, en Mí vivís por siempre!
Tu fuego purificador ha sanado a la ignorancia
convirtiéndola en luminiscencia.
El rayo de tu luz señala el camino a seguir.
El encuentro celestial ya no es una quimera.
Hoy, aquí y ahora,
vives en cada uno de nosotros.
Hoy, el hijo pródigo vuelve a casa.
EL ANCIANO JUAN


AL ENCUENTRO CON EL MAESTRO.- LA HORA DEL VIENTO



Amanece en el desierto. La oscuridad va dejando paso a la luz del alba.
El frío de la noche se aleja, dejando una estela de rocío sobre las pocas plantas que se atreven a crecer en esta inmensidad encantada.
Un pequeño escarabajo despierta haciendo un surco bajo la arena comenzando su diaria tarea en búsqueda de alimento.
Poso mis manos sobre la fina arenisca, las lleno de ella elevándolas al cielo; abriéndolas y dejando la arena caer cual reloj sin tiempo que marcar, sus diminutas partículas se esparcen llevadas por el viento, lejos, no importa dónde.

Los primeros rayos comienzan a perderse en el horizonte, pronto el rey Sol se dejará ver en todo su esplendor.
Sumido en la contemplación del bello espectáculo de un nuevo día, único, irrepetible, unas palabras resurgen en mi corazón:
«Yo envío delante de mí a mis hermanos, allanad el camino de mi vuelta, os traigo lo que os prometí».
«Ven, conmigo ven, llegó la hora del viento».

EL ANCIANO JUAN

domingo, 23 de julio de 2017

AL ENCUENTRO CON EL MAESTRO: PEDID AL PADRE


La Tierra no se detuvo y el alba de un nuevo día llegó. Abrí los ojos, vi a María y a Pedro junto al Maestro sentados con la mirada perdida, con un gesto me pidió que me acercara a ellos, así lo hice, parecía que me esperaban.
Entonces el Maestro comenzó a hablar:

«Cuando os encontréis desanimados o alegres; alterados o tranquilos; sin rumbo o con esperanza; en cualquier estado de ánimo o actitud mental: buscad un tiempo en soledad, no importa donde, ni a qué hora, si al alba o al anochecer. Entonces en silencio, en voz baja o en alto, orad así: “Abbá”… Y hablad con el corazón, con verdad. Expresaos con humildad.
Compartid vuestro dolor, vuestro llanto y desesperación si así lo
necesitáis. Entregádselo a Él y os lo devolverá convertido en Luz
y Esperanza.
Tened por seguro que Él os escucha y no caen en saco roto vuestras súplicas.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...