El Tercer Principio: Lo que Recibo ahora es lo que Sembré Ayer.Ahora, un tercer punto que nos debe llevar a adquirir una mayor responsabilidad de nuestros actos, es el que nos enseña que todo lo que recibimos en el tiempo presente, no son sino frutos de acciones tomadas en el pasado, pero, a la vez, mis acciones presentes serán las semillas cuyos frutos recogeré en el futuro. Aparentemente, es un principio que ha sido estudiado ampliamente en todas las religiones y filosofías del mundo, es un concepto que nosotros recibimos desde el momento en que abandonamos la cuna, y que no se aparta de nuestras vidas hasta el momento en que abandonamos el cuerpo físico.
¿Qué podemos agregar a éstas ya tan conocidas palabras, qué podríamos decir además de todo lo que ustedes han aprendido ya? Para empezar, quisiera decirles, que como ley universal, ésta se cumple en todos los niveles, no únicamente en el reino humano, sino en todos los reinos; no únicamente en el planeta tierra, sino en toda la creación, por lo mismo, si en el tiempo presente recogemos lo que ha sido sembrado en el pasado, busquemos entonces las causas de aquello que estamos viviendo.
La Humanidad Actual
En principio, los seres humanos han logrado construir una sociedad, que dentro de sus conflictos, de sus problemas y crisis, presenta opciones para seguir caminando hacia estados más armónicos de convivencia. Observamos a la humanidad actual y vemos que un ochenta por ciento de las personas no son sino el fruto de las mismas condiciones bajo las cuales su vida se desarrolla; son máquinas programadas por las condiciones que la sociedad les ha impuesto, sus necesidades han sido creadas por la publicidad en los medios de información; sus ideales y metas han sido puestas allí, igualmente, por la sociedad; el camino que han llevado ha sido el que el gobierno ha querido, o bien, sus padres le han obligado; sus emociones no son sino aprendizajes que ha tenido que llevar, gracias a la convivencia forzada por su familia o sus amistades.
En resumen: El ser humano conformado por un cuerpo físico, que se mantiene sano o se enferma, dependiendo de las condiciones que la sociedad le presenta para vivir.
Su cuerpo emocional que ha sido manipulado y desarrollado bajo la presión de las fuerzas que se mueven en el medio en que vive. Y sus necesidades espirituales que han sido parcialmente satisfechas por las religiones bajo las cuales ha crecido y que más que ofrecer una opción viable hacia una vida más armónica, lo llenan de ocultos temores o cierran su capacidad de razonamiento, para enmarcarla dentro de un fanatismo que no son sino cadenas a su mente y a su alma.
Este es el panorama que nos presenta el ochenta por ciento de la humanidad. Dijimos que lo que hoy ocurre, es el fruto de lo que antes ocurrió, ¿qué fue lo que pasó antes para que esto se llegara a dar?
El Símil del Río
Si siguiéramos el curso de un río en sus etapas de formación, cuando las primeras lluvias empiezan a humedecer las cumbres de las montañas y siguiéramos a ese pequeño chorro de agua que se desliza precipitándose hacia el fondo del valle, observaríamos que los obstáculos que se le presentan en el camino, son salvados sacando la vuelta y escogiendo el camino que menos resistencia opone a su descenso.
Si tuviésemos la visión del conjunto y viéramos cómo está la geografía de la montaña, podríamos predecir si el río tomará tal o cual camino en su carrera descendente, sabríamos que los obstáculos tal vez lo lleven hasta un pequeño estanque en donde esa agua quedará encerrada por algún tiempo, o tal vez pudiéramos predecir, que el agua en su recorrido, formará una cascada a determinada altura.
Si pudiéramos nosotros seleccionar el camino que el agua seguirá para llevarla hasta donde nosotros deseamos, sería más fácil cumplir con la misión del río.
Algo similar ha pasado con la evolución de los hombres; la evolución es una fuerza formidable, impulsa a las humanidades a avanzar y avanzar hacia terrenos desconocidos para ella, pero los obstáculos que el camino presenta van marcando la pauta por la que la humanidad seguirá su curso.
Un descubrimiento nuevo de la ciencia puede darle un impulso a la humanidad hacia una determinada dirección; alguna crisis de tipo política o económica, puede impulsar los esfuerzos de la humanidad a avanzar hacia otra dirección.
Nosotros, que podemos ver el plan divino y entender hacia dónde debe llegar el hombre, nos preocupamos por apartar del sendero todas aquellas causas, conflictos o accidentes de terreno que pudiera desviar el sendero por el que la humanidad debe seguir, sin embargo, no todo es posible y, en ocasiones, el rumbo que la humanidad toma es distinto al que nosotros hubiéramos deseado; surge entonces la necesidad de tomar acciones correctivas y reorientar el sentido de la evolución.
El panorama que hoy ofrece la humanidad a nuestros ojos, es similar a un río que viene en descenso con una fuerza tempestuosa. Imaginemos un pequeño chorrito de agua que va ligeramente adelante del caudal mayor, que viene arrastrando piedras, basura, plantas y animales que encuentra a su paso; el pequeño chorro de agua que va al frente son quienes deciden el sendero por donde cruzará el resto de la humanidad, las decisiones que ellos tomen son vitales para el futuro de la sociedad humana, y, ¿quiénes son los que conforman a ese pequeño chorro que va en la punta del enorme río, formado por millones de seres humanos?
Son los políticos, los jefes de gobierno, los grandes científicos y filósofos, los grandes economistas, las mentes iluminadas de la humanidad, los grandes iniciados, algunos conscientes y otros inconscientes, todos en conjunto, deciden el sendero por el que la tierra avanzará.
El Futuro de la Humanidad
¿Qué podemos esperar para el futuro, si el ochenta por ciento son inconscientes?, si el ochenta por ciento no son sino el fruto de la sociedad, con sus conflictos y problemas, ¿qué podemos esperar para el futuro?, sólo conflictos y problemas.
La esperanza está en ese pequeño grupo de seres humanos que dan las pautas a seguir por el resto de la humanidad; es necesario, es preciso, es indispensable, que aquellos de ustedes que han encontrado una solución a los conflictos internos de las personas, tomen acciones concretas que permitan la reeducación de la humanidad, que permitan encender la luz dentro del laberinto oscuro en que se mueve la mayor parte de los humanos.
La responsabilidad está al frente de este río caudaloso, no es un marco imaginario para ver las cosas de una manera espiritual, es un marco real, es un hecho real, que sólo unos cuantos toman las decisiones por los millones de seres humanos, es un hecho real, que cuando un sendero se muestra a la humanidad y su imagen puede llegar a impactar e influenciar a una gran cantidad de seres humanos, la humanidad puede reenderezar el rumbo, la humanidad se lanza en busca de esa opción, de esa nueva enseñanza, porque lo abre a posibilidades que de momento no ha encontrado.
Invitación a Compartir este Conocimiento
La felicidad, la armonía y la paz, son conceptos que todos desean incorporarlos a sus vidas; véanse a ustedes mismos y dense cuenta de todo lo que han recibido; les pregunto ¿no es justo pedirles que todo lo que han recibido lo compartan?, pero no con unos cuantos, no con aquéllos que tienen la suerte de vivir en su ciudad, no únicamente con aquéllos que tienen la suerte de hablar el mismo idioma, sino con todo el mundo, con todos los seres que tuvieron la suerte de vivir esta época al mismo tiempo que ustedes.
Eleven su voz en libros, en conferencias, en cursos, en viajes, en todos los idiomas que les sea posible y hagan llegar estas opciones, den a conocer a todos lo que por el amor divino ustedes han recibido.
El Reencuentro con la Armonía
Hablábamos de que los frutos de hoy son las semillas del pasado, que toda acción efectuada en algún momento de la vida tiene su repercusión más adelante en el tiempo.
Hablábamos de que la sociedad humana, con todos sus conflictos, no está haciendo otra cosa que recoger lo que su propia siembra plantó tiempo atrás.
Y también comentamos que la humanidad avanza por su camino evolutivo, de la misma forma como lo hace un río que va descendiendo por las laderas de una montaña.
El Poder de la Resistencia a ser Feliz
Hoy quisiera decirles algo más: Cada sonrisa que ustedes hayan esbozado tendrá un eco que se escuchará en algún momento en el futuro; las sonrisas engendran sonrisas y las lágrimas engendran más lágrimas.
Olviden el llanto y entréguense de lleno a la felicidad, que su vida presente pueda ser la semilla de felicidad que siembre los ecos que llenarán de armonía su futuro.
Cierto es que las lágrimas, en ocasiones, nacen de una profunda felicidad, pero, en esos momentos, las lágrimas no hacen sino desmoronar las limitantes, las creencias y los valores que impedían al ser humano alcanzar una felicidad; las lágrimas son el resultado de la resistencia que hace el ser humano por evitar ser feliz.
El Sentimiento de Culpabilidad
Esos sentimientos de culpabilidad que los inclina erróneamente a sentirse identificados con todos los desdichados de la humanidad; no se necesita estar triste ni tener problemas para ayudar a las personas necesitadas, no se necesita ser uno de ellos para ayudarlos, es mil veces mejor proyectarles una imagen de felicidad, de espiritualidad, de paz interior, y extender la mano para que todos puedan alcanzar esos valores. El desdichado que es auxiliado por otro, simplemente se identifica y multiplica su dolor haciéndose fuerte, sintiendo que ahora son más los que se encuentran en la misma situación; no es eso lo que buscamos, si vamos a unirnos todos, que sea en el reino de la felicidad, si vamos a extender nuestras manos, que sea para sacarlos del estado en que se encuentran y no para sumergirnos nosotros junto con ellos.
Fácil es ayudar a otra persona proyectándole una imagen similar a la que tiene; te ayudo porque yo también estoy triste, o te ayudo porque yo también tengo un problema y, entonces, el mal de uno se convierte en mal de dos y la ayuda que se puede proporcionar es limitada, porque entonces, la persona encuentra una excusa más para persistir en su tristeza.
¿Quién puede Ayudar?
Sólo el que ha encontrado un camino puede ofrecer la opción a los demás; sólo aquél que ha alcanzado la felicidad puede guiar a otros a conseguirla, y los demás se sentirán motivados e impulsados para seguir a ése que ha alcanzado lo que todos buscan. Por eso hoy vengo a decirles: es muy importante que todos hagan de este camino su ruta a la felicidad, el sendero que los lleve, paso a paso, al reencuentro con la armonía y el gozo interior y exterior; ya basta que los iniciados piensen que deben ser humildes y pordioseros para acercarse al mundo, si por humildad se entiende la pobreza, es una de las más grandes equivocaciones; si por humildad se entiende el sentimiento de hermandad entre todos los hombres, sin importar su clase o condición social, entonces es un bello ideal, no es necesario automartirizarse para salir como apóstol a salvar almas, es preciso alcanzar la gloria de la felicidad, es preciso que, cada palabra, cada acción, cada cosa que se haga, sea igualmente un ejemplo vivo de lo que una persona puede hacer cuando se adentra en el sendero de la iniciación.
La Realización del ser Humano
La realización suprema del ser humano reside en esa tierra misteriosa llamada felicidad, porque, el hombre que es feliz, es el hombre que se realiza en todos los terrenos, en todas sus actividades, en todos sus papeles dentro de la sociedad, ese es el camino y el sendero por el que todos debemos seguir.
Que las aparentes miserias del mundo exterior no engañen sus ojos espirituales; detrás de los cuerpos enfermos, de las caras demacradas, de las lágrimas que son derramadas por millones cada día, detrás de todo ese tenebroso panorama se encuentran espíritus aprendiendo, se encuentran seres evolucionando, se encuentran hermanos que buscan aprender el arte de vivir; convirtámonos en sus guías, en sus instructores, en sus mentores, y eliminemos ese sentimiento desgarrador que sufren las personas cuando viven envueltas en problemas y carecen de la preparación para resolverlos.
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