Hola! Herman@s Quiero compartir con ustedes Enseñanzas de los Maestros Ascendidos y de otros Maestros que han traído tanta Luz a nuestros corazones y hoy, nos pueden enseñar como hacerlo, teniéndolos a ellos como ejemplo y como guías invaluables, que a través del Amor Divino, iluminan nuestro camino hacia la Luz.
martes, 28 de marzo de 2017
Alegria de Vivir (Sanaya Roman) Capitulo-5º
CAPÍTULO 5
El arte de amarse a sí mismo
Hay muchas formas en las que te puedes amar a ti mismo, y todo aquello que te sucede es una oportunidad de tener una experiencia amorosa. Visto desde la perspectiva correcta, cualquier cosa puede proporcionarte una ocasión para amarte a ti mismo. Cuando parezca que las cosas van en contra tuya, sólo suceden para mostrarte los obstáculos contra los que usar tu poder. Estoy seguro de que si te pidiera que hicieras una lista de cosas que fueran afables contigo mismo, serías capaz de pensar en muchas. Hay una parte de ti que te recuerda que no estás realizando ninguna de esas cosas, y entonces se inicia una batalla. Esta guerra interior puede llegar a ser muy agotadora y hacer que te equivoques no representa un uso correcto de la energía. Amarte a ti mismo significa aceptarte tal como eres ahora No hay excepciones al contrato; es un acuerdo contigo mismo para apreciar, convalidar, aceptar y apoyar lo que eres en este momento. Significa vivir en el momento presente. Muchos de vosotros miráis hacia el pasado con pena y pensáis en cómo podríais haber manejado una situación de una forma más elevada, y os imagináis que si hubierais hecho esto o aquello, las cosas habrían funcionado mucho mejor.
Algunos de vosotros miráis hacia el futuro para haceros inadecuados tal como sois ahora. El pasado puede ayudarte si recuerdas las veces en que tuviste éxito, creando así imágenes positivas, y el futuro puede ser tu amigo si comprendes que, al imaginártelo, estás creando una visión de cuál es el próximo paso a dar. No te equivoques por el hecho de no haberlo alcanzado todavía. Es importante amar quien eres ahora, sin ninguna reserva.
Amarse a sí mismo está más allá de las ataduras y la imparcialidad. Existís en cuerpos físicos y cada uno de vosotros tiene un foco al que llamáis el «yo». Se os ha dado el «yo» para que podáis separaros de un conjunto mucho mayor y experimentar una parte particular del ser.
Todo lo que has experimentado hasta ahora es aquello por lo que naciste para aprender. Tanto si lo etiquetas como bueno o como malo, eso es lo que compone tu ser, tu singularidad y propósito. Si pudieras verte desde mi perspectiva, te verías a ti mismo como un cristal con muchas facetas.
Cada uno de vosotros es completamente diferente, una combinación única de energía.
Cada uno de vosotros es hermoso, especial y único, como cada cristal. Reflejas la luz de una forma única, por lo que tu aura varía de aquellos que te rodean.
Si pudieras apreciar tu singularidad ver que el camino que has elegido es diferente del camino elegido por cualquier otro, te resultaría mucho más fácil distanciarte de los puntos de vista de los demás y seguir tu propia guía. Una de las formas de amarse más a sí mismo consiste en dejar de compararte con los demás. Aunque formas parte de un todo, también eres un individuo en sí mismo, con tu propio camino que recorrer. Los sistemas de creencias de grupo y de familia que has aceptado como tuyos pueden ser obstáculos para el amor que te debes a ti mismo. «Todo el mundo dice que es bueno meditar», puedes oír decir a los demás, por lo que te sientes mal si no lo haces así.
El desafío de amarse a sí mismo consiste en dejar de lado todo aquello que se te haya dicho y preguntarte: «¿Encaja eso conmigo? ¿Me aporta alegría? ¿Me siento bien cuando lo hago?». En último término, es tu propia experiencia lo que cuenta. Existe la tentación de convertir a otra persona o cosa en algo así como un libro de autoridad, y dejar de lado tu propia capacidad para decidir lo que es bueno para ti.
Se obtiene mucho beneficio de estar con los maestros, pero sólo en la medida en que aprendas a aportar información y crecimiento para ti mismo.
Yo existo para abrir puertas para ti; no deseo privarte de tu poder, sino dártelo. Cuando estás con maestros, con cualquier persona a la que hayas convertido en una autoridad en tu vida, aunque sólo sea un amigo, cuestiona y escucha cuidadosamente aquello que dice el otro. Quizá aceptes lo que dice como la verdad por lo que es muy importante que te preguntes si lo que dicen los demás es cierto sólo para ellos o si se trata de algo bueno también para ti.
Amarse a sí mismo significa alejarse de la culpabilidad Hay una tremenda culpabilidad en esta sociedad. Muchas de las conexiones que existen entre las personas proceden del plexo solar, del centro de poder, a partir del cual las personas tratan de persuadir, convencer, controlar y manipular a los demás. Amarse a sí mismo significa alejarse de esa clase de relación.
Y para hacerlo así necesitarás desprenderte de la culpabilidad. Si no participas en el mismo juego en el que intervienen quienes te rodean, es posible que ellos se sientan amenazados.
Desean que pienses y actúes en ciertas formas concretas que encajen en sus imágenes, por lo que tratan de ganar poder sobre ti a través de la culpabilidad.
A menudo, los padres no conocen otra forma de conservar el control; utilizan la culpabilidad, la cólera y la retirada del amor para dominar a sus hijos. Cuando te sientes fuerte y a cargo de tu propia vida, puedes actuar desde el corazón.
Cuando sientes que te falta el control, quizá pienses que tienes que manipular o participar en luchas por el poder para conseguir lo que deseas.
Quizá creas que tienes que presentar excusas por tu comportamiento o decir mentiras inocentes para proteger los sentimientos de otras personas. Cuando actúas de esa manera no te estás amando a ti mismo; en lugar de eso envías a tu subconsciente un mensaje en el que se dice que quien eres no es suficiente o aceptable para otras personas.
Si deseas ser libre es importante no manipular tampoco a los demás, sino darles su libertad. Al principio, si das a los demás el derecho a hacer lo que les plazca con su vida, es posible que te sientas como si hubieras perdido una cierta medida de control. Pero entonces habrás creado entre ambos un nivel completamente nuevo de honestidad y amor que no podría producirse sin tu valor y predisposición a abandonar el control. Puedes aprender a distanciarte de las reacciones de los demás y de tus propias emociones si éstas te alejan de un centro sereno y claro. Amarte a ti mismo significa afirmarte con compasión. Cuando estás dispuesto a demostrar a los demás quién eres, les abres la puerta para que ellos también expongan quiénes son verdaderamente. El juicio se interpone como un obstáculo para amarse a sí mismo. Cada vez que emites un juicio, separas. Cuando te formas opiniones sobre otra persona, la miras y dices, por ejemplo: «Esta persona parece perezosa, o un fracaso, o lleva puestas unas ropas terribles», estás enviándole a tu subconsciente el mensaje de que el mundo es un lugar donde es mejor actuar de determinadas formas si quieres ser aceptado.
Al rechazar a otras personas mediante tus juicios, has establecido en tu propio subconsciente el mensaje de que sólo te vas a aceptar a ti mismo bajo ciertas condiciones. Eso conduce a un diálogo interno de autocrítica.
También puede hacer surgir muchas imágenes negativas de ti mismo, procedentes del mundo exterior, ya que una vez que envías estas imágenes has creado un camino para que éstas vuelvan a ti.
Observa los mensajes que emites hacia otras personas. ¿Las aceptas cariñosamente, sin criticarlas o rebajarlas? ¿Les sonríes? ¿Eres afable, les permites que se sientan bien consigo mismas, o permaneces sentado sin reconocerlas? Si las aceptas, aunque sólo sea telepáticamente (es decir, en tu propia mente), las estás ayudando a encontrar su yo mismo superior.
Además, también encontrarás a otras personas que te aceptan más cariñosamente. Tus creencias sobre la realidad crean tu experiencia de ella Puede suceder de formas muy sutiles.
Si crees que la gente no te acepta como eres, que debes hacer intensos esfuerzos por agradarles, entonces atraerás a tu vida precisamente a esa clase de personas.
Quizá descubras que terminas por ver a los amigos en ocasiones en que se sienten cansados y no predispuestos a dar. Aquello que creas que es cierto acerca de tus amigos o de cualquier otra persona que haya en tu vida, ésa será la experiencia que te crearás de ellos.
Si dices «esta persona es cálida y afectuosa hacia mí», eso es lo que crearás en la relación. Para avanzar hacia un sentido superior del amor por sí mismo, empieza por identificar lo que consideres como hechos acerca de la forma en que funciona el mundo. Si crees que el mundo es frío y despreocupado, o que debes esforzarte mucho por conseguir todo aquello que consigues, entonces esa convicción se interpone entre tú y el amor por ti mismo. Una creencia es aquello que consideras como una verdad sobre la realidad.
Quizá digas: «Es un hecho que si sonrío a la gente, ésta me sonríe a mí», pero eso puede ser una realidad para ti y no serlo para otras personas. De hecho, y debido a esta creencia, es posible que elijas subconscientemente sonreír sólo a aquellas personas que te devolverán la sonrisa.
Si creyeras que la gente nunca te sonreiría, te fijarías automáticamente en personas que, al sonreírles, no te devolverían la sonrisa.
Si deseas experimentar un mundo que sea atento y que apoye tus imágenes de amor hacia ti mismo, empieza por buscar qué es lo que te dices a ti mismo sobre el mundo. Puedes cambiar tus encuentros con la gente y el mundo al alterar lo que esperas. Se ha llegado a decir: «Es posible que el mundo no sea justo, pero es exacto», y eso significa que lo que recibes es exactamente lo que esperas y lo que estás convencido que recibirás. Si estás en una profesión en la que «sabes» que es difícil ganar dinero, y te dices a ti mismo:
«No hay mucha gente que gane dinero con lo que yo hago», crearás eso como un hecho para ti mismo.
Mantienes una cierta visión de la realidad y esa será tu experiencia, no sólo para tu carrera profesional, sino también para la de otros que conozcas en tu mismo campo.
Todo lo que necesitas hacer es alterar lo que esperas que suceda y experimentarás un mundo diferente.
Otra cualidad del amor hacia sí mismo es el perdón.
Algunos de vosotros os aferráis a viejos temas, sentís la cólera una y otra vez. Quizá se trate de una cierta irritación contigo mismo o con otro que te ha dejado en la estacada.
El yo superior conoce el perdón. Si hay algo a lo que te aferras, entonces lo mantienes dentro de tu aura. La persona por la que estás loco se ve afectada, pero no tanto como te verás afectado tú. Cualquier cosa que lleves en ti hacia otro se encuentra en tu aura y actúa como un imán que atrae más de lo mismo.
Hay indudables y definitivas razones para el perdón, porque el perdón limpia y cura tu aura. El amor por sí mismo también supone humildad que es la autoexpresión del corazón y no del ego.
La humildad dice: «Estoy abierto. Estoy dispuesto a escuchar. Es posible que no tenga todas las respuestas». La humildad es una de las cualidades que te permitirán recibir más, pues la humildad implica apertura.
No supone una falta de autoconfianza, sino una gran cantidad de fe y confianza en ti mismo.
Sólo aquellos que se sienten a gusto consigo mismos pueden expresar humildad Quienes actúan de la forma más arrogante y fríamente segura son aquellos a los que les falta esas mismas características que intentan proyectar.
Las personas que se quieren a sí mismas se presentan como cariñosas, generosas y afables; expresan la confianza en sí mismas a través de la humildad el perdón y la inclusión de los demás. Si conoces a personas que parecen ser muy sabias y que, sin embargo, rebajan a los demás, rechazan a los amigos, hacen que la gente se sienta mal consigo misma, puedes estar seguro de que no se aman a sí mismas, por muy elevadas que sean sus palabras o al margen de lo que enseñen.
Amarse a sí mismo supone fe, confianza y creencia en lo que se es, y la voluntad de actuar de acuerdo con ello. No es suficiente con sentir esa fe y confianza; también se necesita experimentarla en tu mundo exterior.
Eres un ser físico y la alegría procede de ver a tu alrededor aquellas cosas que expresan tu belleza interior: un jardín, flores, árboles, tu casa, el océano.
Todas éstas son las recompensas de actuar de acuerdo contigo mismo, de confiar en ti, de seguir tu camino y tu visión con acción. El desafío último del amor por ti mismo es actuar en consonancia con ello, hablar a las personas para animarlas y crear en el mundo tu propio cielo en la tierra.
No es suficiente con dar e irradiar amor; amarte a ti mismo también procede de recibir amor. Si ofreces amor a todo el mundo, pero los demás no lo reciben, entonces no tiene lugar a donde ir. Haces a todos un gran servicio al estar dispuesto a recibir su amor. Uno de los mayores dones que puedes dar a los otros es abrirte a su amor por ti En cualquier relación entre hombre y mujer, o entre dos hombres o dos mujeres, se tendrá éxito en la medida en que cada uno recibe el amor del otro. Aunque entregues el cien por cien, si la otra persona sólo recibe el cincuenta por ciento, lo que le ofreces se ve reducido a la mitad. Si lo que devuelve es sólo el cincuenta por ciento, y si sólo puedes recibir el cincuenta por ciento de eso, lo que recibes en conjunto es el veinticinco por ciento, y así sucesivamente.
El resultado es que cada uno de vosotros experimenta menos y menos amor. Para experimentar un mayor amor en tu vida debes estar dispuesto a recibir dones de los demás, ofertas de amor, de amistad y apoyo. Si deseas introducir tu yo superior en tu vida de una forma cotidiana y aumentar el amor por ti mismo, toma una característica de tu alma y, cada vez que tengas un momento, piensa en ella.
Algunas de esas características son: paz, aprecio, humildad armonía, alegría, agradecimiento, salud, abundancia, libertad, serenidad, fortaleza, integridad, respeto, dignidad, compasión, perdón, voluntad luz, creatividad, gracia, sabiduría y amor.
Al tomar esas cualidades y reflexionar o meditar en ellas, las magnetizarás hacia tu aura, las aumentarás y atraerás el reconocimiento de ellas hacia ti por parte de otras personas. Aquello que pienses, eso es lo que eres. Si cada día tomas una de las cualidades del yo superior, reflexionas sobre ella y te identificas con ella, la crearás como una experiencia de ti mismo. El amor por ti mismo implica respetarte y vivir con un propósito superior. Cuando aumentas el valor de ti mismo, de tu tiempo, tu amor y tu visión, también lo harán los demás. Antes de ver a tus amigos, pregúntate cuál es el más elevado propósito que podéis crear juntos. ¿Te has encontrado alguna vez en casa de alguien con deseos de marcharte, pero vacilaste al no querer herir sus sentimientos? Si ha sido así, estabas valorando más al otro que a ti mismo.
Le estabas transmitiendo el mensaje telepático de que no tiene por qué respetarte a ti y a tu tiempo, y no debería sorprenderte que al cabo de un rato el otro lo considerara como algo garantizado.
Cada vez que te valoras y te respetas a ti mismo, que hablas con verdad acerca de lo que eres y que emprendes las acciones apropiadas, no sólo evolucionas sino que también ayudas a los otros mediante tu ejemplo.
La incapacidad para decir «no» a la gente refleja un punto de vista del mundo en el que se afirma que los sentimientos de los demás son más importantes que los tuyos, que sus derechos son más significativos y que deberían ser considerados en primer lugar. Cuando lo haces así creas bloqueos de energía dentro de ti mismo, refuerzas el resentimiento, el enfado y el daño, que entonces se asientan en tu aura y atraen más de lo mismo.
El amor por ti mismo procede del corazón, y se muestra en ser afable y en dar un amor incondicional.
Algunos creéis que el amor por sí mismo significa actuar poderosamente, utilizar la voluntad de una forma agresiva que niega los derechos de los demás. Has visto a personas que se salen con la suya y a las que no les importa el efecto que eso cause en los demás. Dices que son despiadadas.
A menudo, de una forma similar, tú también puedes ser agresivo contigo mismo, con una parte de ti mismo dominando y controlando las otras partes. A veces, la voluntad actúa como si fuera un enemigo, y trata de forzarte, dirigirte y obligarte a hacer ciertas cosas.
Puedes percibirla como un padre, que está sobre ti.
Para empeorar las cosas, quizá pienses que aquellas cosas que te obliga a hacer son para tu más elevado bien.
Por ejemplo, quizá te censures constantemente por no ser más organizado, o por no empezar algo que estás retrasando.
Quizá hagas enormes listas de cosas que hacer y luego te sientas mal si no las has hecho. Eso es apropiado para la voluntad pero incorrecto para todo lo demás que hay en ti, aquello que se resiste a la dirección que quiere seguir la voluntad.
En ese caso, estás utilizando la voluntad contra ti mismo.
Es posible que tu yo superior haya creado la resistencia para impedirte hacer ciertas cosas, y que te esté dirigiendo hacia otras puertas. Si la utilizas en conjunción con el corazón, para ayudarte a seguir un camino que ames, tu voluntad te ayuda a aumentar el amor por ti mismo. La voluntad puede ser quien dirija la atención. Cuando va unida con aquello que amas hacer, no hay fin a lo que es posible ni límites a lo que puedes trascender. ¿Has observado que cuando amas hacer algo, como por ejemplo tu afición favorita, podrías trabajar durante horas sin fin y podrías pasar fácilmente sin distracciones?
La voluntad es una fuerza como un río con el que puedes fluir o en el que puedes intentar nadar contra la corriente. Puedes utilizarla para atraerte e invitarte a ti mismo hacia su camino superior, o para castigarte constantemente por transgresiones aparentes. ¿Qué sistema te motiva a ti? ¿Te ayuda tu voluntad a aumentar el amor por ti mismo al enfocarte hacia tu camino de elevado propósito y a crear la intención y la motivación para la acción? finalmente, pero no menos importante, no te tomes demasiado seriamente a ti mismo Ríe y juega. Si algo no sale del todo bien, no es el fin del mundo. La cualidad del humor es quizá una de las mayores puertas que se abren al amor por ti mismo. La capacidad para reír, para sonreír a los demás, y para situar tus problemas en la debida perspectiva es una habilidad evolucionada.
Quienes proceden de un nivel elevado de amor por sí mismos suelen tener buen humor, un gran ingenio, y amor para hacer surgir las ganas de juego infantil que hay en los demás.
Están dispuestos a ser espontáneos, a encontrar con frecuencia razones para sonreír, son capaces de hacer que los demás se sientan cómodos y felices consigo mismos.
Esta semana, al mirar a las personas que hay en tu vida, pregúntate (y hazlo sin prejuzgar): ¿se aman estas personas a sí mismas? Si experimentas dificultades con ellas, observa el área en la que surgen los problemas y pregúntate: ¿se aman a sí mismas en este área? Envíales compasión que puedan utilizar para crear su más elevado bien, y disfruta del amor que acabas de enviarles, pues regresa hacia ti, para que tú también lo utilices para tu más alto bien. El arte de amarse a sí mismo. HOJA DE JUEGO
1. ¿Cómo sabrías si estás actuando o pensando de una lo: que significa amarte a ti mismo?
2. ¿Cómo sería el mañana si todo aquello que hicieras un acto de amor por ti mismo?
3. ¿Cómo serían tus acciones si te amaras a ti mismo en los siguientes aspectos: tu cuerpo físico, tu relación íntima, tu trabajo o carrera profesional?
4. ¿Qué harías mañana si te amaras a ti mismo en tu relación, tu trabajo y tu cuerpo físico? Anota tres acciones específicas que emprenderías para cada uno de estos tres aspectos.
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